martes, 14 de agosto de 2012

Buscando siempre el bien


No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.  
 1 Pedro 3:9.

Lectura diaria: 1 Pedro 3:8-22.  Versículo principal: 1 Pedro 3:9.

REFLEXIÓN

Por más que las relaciones sean difíciles, Dios no quiere que seamos los encargados de vengarnos.  No es fácil devolver bien por mal, pero como hijos de Dios fuimos llamados a bendecir y no a desear el mal, así sea, a nuestros enemigos.  “Bendigan a quienes los persiguen; bendigan y no maldigan”; “No paguen a nadie mal por mal”; “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en manos de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré” dice el Señor.  Antes bien, “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber.  Actuando así, harás que se avergüence de su conducta”  (Romanos 12:14, 17 y 19-20).     
El mismo Señor Jesús nos dio ejemplo en la cruz del Calvario, sus palabras fueron: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).  Si el Señor, siendo Dios perdona ¿por qué nosotros no lo habremos de hacer?  Se nos enseña que el perdón no es cuestión de opción, sino de decisión, y así es.  Nos cuesta pedir perdón cuando hemos ofendido y nos cuesta mucho más, perdonar, cuando hemos sido los agraviados; la decisión está en nuestras manos: no perdonamos, y nos carcome la amargura atándonos; o perdonamos, y tenemos libertad.  Dios nos llamó a ser mensajeros de paz no de odios ni de resentimientos: “Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa” (Números 23:20).
Vivamos en armonía los unos con los otros compartiendo penas y alegrías; practicando el amor fraternal, siendo compasivos y humildes (v. 8 en la lectura).  De este modo pondremos una gota de paz en medio de tanta violencia y odios encontrados.  Muchas veces, incluso, tenemos que perder nosotros para permitir que el bien prevalezca; pero no importa,  Dios se complacerá de nuestra actitud y nos llevará de este modo a la victoria.  “Si es la voluntad de Dios, es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal” (v. 17 en la lectura).

Amado Señor: Enséñanos a bendecir y no permitas que nuestro corazón se llene de odio, rencor y amargura.  Permite que en cualquier circunstancia seamos portadores de reconciliación y perdón, buscando hacer siempre el bien.

Un abrazo y bendiciones.

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