lunes, 6 de agosto de 2012

Buscar la sana doctrina


No se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas.  Conviene que el corazón sea fortalecido por la gracia, y no por alimentos rituales que de nada aprovechan a quienes los comen. 
Hebreos 13:9.

Lectura diaria: Hebreos 13:1-21.  Versículo principal: Hebreos 13:9.

REFLEXIÓN

Cuántas personas queriendo llegar a Dios, resultan en el lugar equivocado.  Tristemente ahora se encuentran a granel toda clase de “enviados de Dios”, que dicen tener la razón en sus conceptos y creencias pero que jamás están basados en la Biblia, que es la verdadera Palabra de Dios. “Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios, sobre los que viven en la desobediencia.  Así que no se hagan cómplices de ellos” (Efesios 5:6-7). 
Dice el versículo del devocional: “que el corazón sea fortalecido por la gracia” y el único que puede darnos de su gracia es el Señor Jesucristo, “Porque por su gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es regalo de Dios” (Efesios 2:8).  No necesitamos nada más que voltear los ojos hacia Cristo Jesús, muerto y resucitado y creer que Él vino a morir en nuestro lugar por todos los pecados, para conseguir la salvación.  Es su gracia, su regalo para la humanidad caída.   Lo que se inculque o enseñe, queriendo convencer a los demás, quizá con idolatrías erróneas como culto a los santos, a los ángeles o a la misma bendita virgen María, se convierte en herejía.  Dios exige la primacía integral de nuestra parte; el mandato es muy claro: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” (Lucas 10:27a).  No puede haber nada ni nadie por encima de Él.   
Y también todos aquellos que en nombre de Dios ejercen rituales, espiritismo y fechorías están abominando completamente el nombre del Señor. Satanás se viste como ángel de luz  para engañar a muchos (2 Corintios 11:14).   Hay que tener muchísimo cuidado con estas prácticas que  no dejarán más que desolación y maldición; maldición que recae no solamente en quienes las realizan, sino en las generaciones venideras.
Si hemos buscado al Señor con corazón sincero, permitamos que el Espíritu Santo nos guie y sea Él quien nos instruya para crecer espiritualmente; entonces, “ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas” (Efesios 4:14).   “Dios es quien nos mantiene firmes en Cristo… Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas” (2 Corintios 1:21-22).  “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre” (v. 15 en la lectura).

Amado Señor: Permite que tu Santo Espíritu se manifieste continuamente en las vidas de quienes te han seguido, para no caer en la trampa y los engaños del maligno.

Un abrazo y bendiciones.

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