lunes, 13 de agosto de 2012

Jesucristo: la Piedra más valiosa


Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.  
 1 Pedro 2:6.

Lectura diaria: 1 Pedro 2:4-12.  Versículo principal: 1 Pedro 2:6.

REFLEXIÓN

Jesucristo, la piedra anunciada desde la antigüedad por el profeta Isaías, vino al mundo para que todo el que se acoja a Él, entienda que está parado sobre la Roca inconmovible,  la que por más que lleguen vientos y tempestades no va a caer porque es la principal, la escogida y preciosa por Dios para darla a la humanidad. 
Respetando el libre albedrio personal, de cada uno depende la decisión de aceptar esa Piedra preciosa para construir sobre ella el crecimiento espiritual o para desecharla sin importar las consecuencias del rechazo: “Por eso tropezaron con la piedra de tropiezo” (Romanos 9:12); la piedra que hace caer en vez de sostener.   
Para los que hemos decidido apoyarnos en esa Piedra debemos actuar como el hombre prudente, cavando bien hondo para poner el cimiento sobre la Roca de manera que cuando lleguen las tormentas nuestra casa continúe firme porque está bien construida (Lucas 7:46-48).
Como conclusión, la clave nos la da el versículo del día: confianza en el Señor.  Que podamos decir al igual que el rey David: ¡El Señor es mi roca! (Salmo 18:2); “Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector.  ¡Jamás habré de caer!” (Salmo 62:2).  De esta manera podemos proclamar a otros las obras maravillosas que Dios ha hecho en nosotros, sacándonos de las tinieblas a la luz admirable de su reino, para convertirnos en su linaje escogido que pertenecemos en exclusividad a Él (vv. 9-10 en la lectura).
Cuidemos esta preciosa e inigualable Piedra porque ninguna otra nos va a dar la riqueza excepcional que tan extraordinario tesoro nos ofrece.  Y no permitamos que nuestra casa siquiera tambalee con las acechanzas del maligno; recordemos que si el Señor es nuestra Piedra principal, jamás habremos de caer.

Amado Señor: Gracias porque hace cuatro años entendí con más claridad que debía pararme firmemente sobre mi Piedra preciosa.  Gracias porque tu perfecto amor no ha permitido que mi casa tambalee ante los ataques furiosos de la tempestad.  Hoy te ruego mi Señor, por todos los que leen este devocional para que ellos también puedan cimentar su vida sobre la Roca firme que eres Tú: La Piedra más valiosa; el maravilloso Tesoro para quienes te buscan.

Un abrazo y bendiciones.

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