Ahora, Dios mío, te ruego que tus ojos se mantengan abiertos, y atentos tus oídos a las oraciones que se eleven en este lugar.2 Crónicas 6:38.
Lectura del día: 2 Crónicas 6:14-42. Versículo principal: 2 Crónicas 6:38.
REFLEXIÓN
Cuando Salomón terminó de
construir el templo en honor del Señor y colocado allí el arca del pacto, elevó
una oración en presencia de toda la asamblea de Israel. Si bien es cierto que nosotros tenemos un
templo, una edificación en donde congregarnos, con el nuevo pacto ya no es
primordial lo que es en sí una construcción porque cada persona nacida de nuevo
es templo del Espíritu Santo y desde allí mismo, del fondo se su corazón puede
dirigirse a Dios. De este modo considero,
que le corresponde a cada uno buscar esa relación de intimidad personalmente, en el espacio y tiempo
apropiados.
Esto es en esencia lo que
encierra el devocional diario, ya que es en ese momento que tenemos la comunión
exacta con nuestro amado Señor, y no solamente le alabamos y adoramos sino que
ponemos ante Él todos los anhelos, intenciones y necesidades, de acuerdo a las
metas y propósitos de comienzo del año y a las que cada día vamos agregando
algo más, dependiendo de los afanes cotidianos.
Es agradable ver como a medida
que pasa el tiempo vamos chuleando o tachando cada oración contestada o cada proyecto
cumplido. Si acostumbramos a llevar un
cuaderno o agenda cristiana y todavía los conservamos, podemos en momentos de
abatimiento y angustia repasarlos porque acrecentará nuestra fe el comprobar la
fidelidad de Dios, y entender entonces, la obra que el Señor ha ido realizando en
nuestras vidas. Ya muchas de las peticiones
de antaño han tenido éxito, y quizá ni siquiera nos dimos por enterados en qué
momento fue que Dios empezó a actuar.
Sí, el espacio para que los ojos
del Señor se mantengan abiertos y sus oídos atentos a escucharnos, es exactamente
en las devociones diarias que hacemos, buscando un lugar y tiempo apropiados
para presentarnos ante Él como ofrenda agradable. Entregando todo nuestro ser (alma, cuerpo y
espíritu), para que su voluntad que es buena, agradable y perfecta se cumpla de
acuerdo a su plan divino en cada uno de nosotros.
Señor: Enséñanos a buscarte en la
quietud y silencio de la aurora bajo la suave melodía de los pajaritos que también
empiezan a alabarte con su canto.
Permite que cada nuevo amanecer la cita contigo sea lo primordial como
templos vivos que somos de tu Santo Espíritu.
Un abrazo y bendiciones.
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