sábado, 4 de agosto de 2012

El lugar y tiempo apropiados


Ahora, Dios mío, te ruego que tus ojos se mantengan abiertos, y atentos tus oídos a las oraciones que se eleven en este lugar.  
 2 Crónicas 6:38.

Lectura del día: 2 Crónicas 6:14-42.  Versículo principal: 2 Crónicas 6:38.

REFLEXIÓN

Cuando Salomón terminó de construir el templo en honor del Señor y colocado allí el arca del pacto, elevó una oración en presencia de toda la asamblea de Israel.  Si bien es cierto que nosotros tenemos un templo, una edificación en donde congregarnos, con el nuevo pacto ya no es primordial lo que es en sí una construcción porque cada persona nacida de nuevo es templo del Espíritu Santo y desde allí mismo, del fondo se su corazón puede dirigirse a Dios.  De este modo considero, que le corresponde a cada uno buscar esa relación de intimidad  personalmente, en el espacio y tiempo apropiados. 
Esto es en esencia lo que encierra el devocional diario, ya que es en ese momento que tenemos la comunión exacta con nuestro amado Señor, y no solamente le alabamos y adoramos sino que ponemos ante Él todos los anhelos, intenciones y necesidades, de acuerdo a las metas y propósitos de comienzo del año y a las que cada día vamos agregando algo más, dependiendo de los afanes cotidianos.  
Es agradable ver como a medida que pasa el tiempo vamos chuleando o tachando cada oración contestada o cada proyecto cumplido.  Si acostumbramos a llevar un cuaderno o agenda cristiana y todavía los conservamos, podemos en momentos de abatimiento y angustia repasarlos porque acrecentará nuestra fe el comprobar la fidelidad de Dios, y entender entonces, la obra que el Señor ha ido realizando en nuestras vidas.  Ya muchas de las peticiones de antaño han tenido éxito, y quizá ni siquiera nos dimos por enterados en qué momento fue que Dios empezó a actuar. 
Sí, el espacio para que los ojos del Señor se mantengan abiertos y sus oídos atentos a escucharnos, es exactamente en las devociones diarias que hacemos, buscando un lugar y tiempo apropiados para presentarnos ante Él como ofrenda agradable.  Entregando todo nuestro ser (alma, cuerpo y espíritu), para que su voluntad que es buena, agradable y perfecta se cumpla de acuerdo a su plan divino en cada uno de nosotros.

Señor: Enséñanos a buscarte en la quietud y silencio de la aurora bajo la suave melodía de los pajaritos que también empiezan a alabarte con su canto.  Permite que cada nuevo amanecer la cita contigo sea lo primordial como templos vivos que somos de tu Santo Espíritu.

Un abrazo y bendiciones.

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