martes, 7 de agosto de 2012

Hay que saber esperar


Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.  Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada.  
 Santiago 1:3-4.

Lectura diaria: Santiago 1:2-18.  Versículos principales: Santiago 1:3-4.

REFLEXIÓN

Cuando estamos pasando por diversas pruebas, oramos y le clamamos a Dios porque todo se arregle o salgamos lo más pronto posible de esa dificultad.  En nuestra quizá desesperación o ansiedad, nos olvidamos de quién es, al que le hemos pedido ayuda.  Se nos olvida que el Señor actúa a su modo y soberanía, y cuántas veces nos adelantamos a su tiempo queriendo ayudarle y lo que hacemos es retroceder la obra que Él ha ido tejiendo para nuestro bien.  
En otras versiones de la Biblia no dice “constancia” sino “paciencia” y es que a mi parecer están entrelazadas: sin constancia no puede haber paciencia y sin paciencia no existe la constancia.  Sé que debemos pedir por todo el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), pero la verdad es que si oramos por paciencia, tenemos que someternos a lo que venga porque de otra manera no podemos constatar que la tenemos.  En mi caso por ejemplo, el Espíritu que aboga conociendo  mis deficiencias me pone muchas veces en aprietos; pero, ¡gloria a Dios por ello!  De otra manera jamás hubiese empezado estos devocionales ni hubiera encontrado el coraje y la seguridad dentro de la madurez espiritual que ahora poseo.  Aparte de eso, he podido conocer más a mi Señor; entiendo su infinito amor, su poderío y su fuerza.  Acepto su soberanía porque sé que a pesar de consentirme como a la “niña de sus ojos”, mi vida como partícula diminuta en sus manos, es completamente frágil a sus decisiones.       
Ante las aflicciones, queramos o no queramos, tenemos que poner a funcionar el combustible que mueve el trencito de nuestra vida: la fe. Y entonces,  esperar que empiece a rodar en medio de los rieles para que al terminar la marcha podamos decir que nuestra fe cimentada en su Palabra, supo superar acrisolada las pruebas para demostrar que es digna de aprobación, gloria y honor llevándonos a feliz término, cuando Jesucristo se revele (1 Pedro 1:7).

Señor: Enséñanos a esperar en ti, por difícil que sea el camino en el cual tenemos que transitar para llegar a la meta deseada.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: