A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes.
Salmo 142:5. NVI.
Lectura: Salmo 142:1-7. Versículo del día: Salmo 142:5.
MEDITACIÓN DIARIA
Me fascina leer los Salmos de David, porque se muestra
ante el Señor tal y como es. Creo que por eso se dice de él, que tenía un
corazón conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14). Si estaba apesadumbrado,
lo expresaba; si estaba cansado, débil o sediento igual. Si tenía que confesar
su pecado, se humillaba y lloraba su dolor. Ni siquiera se escatimaba cuando
sentía rabia en su corazón yendo a dejar toda su carga a los pies de su Señor.
Y así como dice aquí en este Salmo: “Ante él expongo mis quejas; ante él
expreso mis angustias” (v. 2 en la lectura), igualmente lo enunciaba. Lo edificante de leerlo es que
siempre reconoce que solamente el Señor viene en su ayuda: “Cuando ya no me
queda aliento, tú me muestras el camino” (v. 3).
Dios no ha cambiado; su amor sigue exactamente igual
al demostrado a David. Lo que Él espera de ti es un corazón sincero. No
temas hablarle, pedirle y aun llorarle porque Dios como buen Padre
continuamente estará dispuesto a escucharnos y será Él quien nos llevará a la
victoria para exaltar su gloria. “Los justos se reunirán en torno mío por la bondad
que me has mostrado” (v. 7). ¡Qué hermoso es nuestro Papito! Ayer celebrábamos
el Día del Padre, pero el loor total se lo lleva el más grande y sublime Padre:
nuestro Dios y Señor.
Papito Dios: Eres nuestro Padre amoroso, tierno y
compasivo y por eso sabemos que podemos recurrir a Ti sin ningún preámbulo.
Gracias por estar incondicionalmente dispuesto a animarnos y levantarnos. Gracias
por olvidar nuestros pecados como está lejos el Oriente del Occidente. Gracias
por ser el Padre que nunca nos defrauda y al que podemos ir sabiendo que te
agrada escucharnos. ¡Te amamos cariñoso y fiel Papito! ¡A Ti sea toda honra,
gloria y honor por los siglos de los siglos!
Un abrazo y bendiciones.
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