sábado, 22 de junio de 2019

Por favor, ¡no los vendas!


Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!
Proverbios 23:23. NVI.

Lectura: Proverbios 23:1-35.  Versículo del día: Proverbios 23:23.

MEDITACIÓN DIARIA

Jesús dijo ser la verdad (Juan 14:6); o sea que al tener al Señor Jesús en nuestras vidas vamos a conocer toda la verdad y la verdad es que Él es el Hijo de Dios, muerto y resucitado para darnos salvación. Su verdad está encerrada en toda la creación porque desde el principio ya existía el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el verbo era Dios. Por Él fueron creadas todas las cosas; en Él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad. El mundo fue creado por Él, pero el mundo no lo conoció ni los suyos lo recibieron (Juan 1: 1-11). “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). Por otro lado, el principio de la sabiduría es el temor al Señor. Al reconocer a Jesús como Dios y creer en Él, vamos a honrarlo y adorarlo como se merece y ese es el temor reverente que debemos tenerle. El amor de Dios nos cautiva de tal manera que nos queda difícil no seguirle y amarle. Ese amor es el que nos hace obedientes a su Palabra y es su Santo Espíritu el que nos da discernimiento para entender lo que vino Jesús a hacer por nosotros aquí en la tierra.  
Como conclusión, necesitamos al Señor Jesús para entender su verdad y su sabiduría; Y será su Santo Espíritu el que pondrá su gracia en nuestros corazones para agradarle permitiendo que entendamos todas las cosas que encierran su deidad.  ¡Entrégate a Jesús! ¡Dile que lo necesitas! Y después de conocerlo no te dejes engañar. No lo cambies ni lo vendas. Oremos:

Señor Jesús: ven a mi vida Toma el control del trono de ella y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias por perdonar mis pecados y darme la vida eterna a tu lado. Gracias porque Contigo puedo declarar que conozco la verdad que Eres Tú. Lléname de tu sabiduría y dame el discernimiento necesario para aprender a hacer tu voluntad. Gracias, muchas gracias mi Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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