Más bien, como está escrito: Los que nunca habían recibido noticia de él lo verán; y entenderán los que no habían oído hablar de él.
Romanos 15:21.
Lectura: Romanos 15:14-22. Versículo del día: Romanos 15:21.
MEDITACIÓN DIARIA
Ahora muy seguido en
mis devocionales encuentro el llamado del Señor a no quedarme callada y
compartir de Él. Por consiguiente cada vez que sea, así lo haré. Es que no
podemos callar porque si lo hacemos, dice la Biblia que las ‘piedras hablarán’ (Lucas 19:40).
¿Pero cómo permitir que lo hagan ellas cuando aún estamos nosotros aquí en la
tierra? Igual que Pablo no podemos silenciar lo mandado por el Señor. “Yo tengo
el deber sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, a fin de que los
gentiles lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios, santificada por el
Espíritu Santo”; “No me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha
hecho por medio de mí para que los gentiles lleguen a obedecer a Dios. Lo ha
hecho con palabras y obras, mediante poderosas señales y milagros, por el poder
del Espíritu de Dios” (vv. 16 y 18-19 en la lectura).
Lo digo y repito
constantemente: ‘el Señor ha hecho maravillas en mi vida, las cuales no puedo
dejar de proclamar’. Si mi testimonio ha de servir para que otros lleguen a sus
pies, lo compartiré cuantas veces sea necesario. Ese fue mi compromiso aquel
día gris en que sentí que el mundo se derrumbaba sobre mí, pero que a la vez
fue glorioso porque me permitió encontrarme con mi Salvador y sentir su amor y
bondad. Lo anterior me insta también a cumplir el deber sacerdotal de proclamar
el Evangelio. No lo hago como en verdad debiera hacerlo; espero por lo menos
que estos mensajes se extiendan no solamente con quienes los comparto sino
igualmente a través de mi blog que puede viajar alrededor del mundo.
Amado Jesús: Gracias
por la misión que me otorgaste a través de mis devocionales. Oro por cada
persona que lo recibe para que en ella se encuentre el mismo sentir de hacerlo
extensivo a familiares y conocidos. También te ruego Señor que permitas a los
que siguen el blog aprender de Ti, crecer en tu Palabra y si no te conocen,
llegar a tus pies. Gracias por tanta bondad demostrada hacia mí y por el deseo
inigualable de cada día querer compartirlo con más empeño para la gloria y
honra tuya. ¡Te amo mi Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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