Señor, tú eres mi
Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde
tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros.
Isaías 25:1.
Lectura: Isaías
25:1-12. Versículo del día: Isaías 25:1.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Claro que el Señor ha
hecho maravillas! No puede haber ni uno solo que diga lo contrario si el Señor
ha sido su Salvador y el centro de su vida. Repasando la predicación dominical
de mi Iglesia y ver cómo el Señor obra en la vida de sus escogidos, no puedo
también dejar de alabarle y de exaltarle porque recordando mis tiempos antiguos
he podido constatar su fidelidad y amor a lo largo del camino.
Igual que lo decía el
Pastor hablando de su propio testimonio yo también digo: ‘a tu manera Señor
trataste conmigo’; testimonio muy diferente pero testimonio al fin de cuentas.
Casi siempre el Señor comienza con moldearnos a su antojo (llamémoslo
disciplina). No es fácil porque es eso: disciplina; y cuando Él nos da vueltas
y revueltas en su mano prodigiosa, duele muchísimo. Yo misma en ocasiones le
pregunto: ¿Hasta cuándo Señor? Porque a veces le repito: ‘creo que ahora si
acabaste’ y ¡saz! Un nuevo golpe me sacude. Han sido tantas las veces, que
precisamente me ha mostrado dos cosas: la primera que soy tan especial para Él
que no quiere soltarme de su mano así me duela, y la segunda, tal vez la más
extraordinaria, no podría alabarle y adorarle porque si no hubiese sido por
aquello que me atormentaba no podía contar sus maravillas. Es que cuando
conocemos al Señor señalamos un primer testimonio, pero a medida que vamos
creciendo, vamos experimentando día tras día su amor inagotable y su
misericordia por doquier.
“¡Sí, este es nuestro
Dios; en él confiamos, y él nos salvó! ¡Este es el Señor, en él hemos confiado;
regocijémonos y alegrémonos en su salvación!” (v. 9). Oro para que tú permitas
igual: que Jesús entre a gobernar tu vida y puedas contar en un futuro próximo
las maravillas realizadas contigo. Dios es fiel y el mejor Alfarero que existe.
Permite ser para Él, la pieza de barro mejor esculpida por las manos divinas.
Amado Señor: Es imposible dejar pasar los días sin contar la historia de nuestra vida a tu lado. Cada uno tenemos la adecuada y se nos antoja que es irrepetible y única la propia. La mía por lo menos mi Señor ha sido desbaratada por completo; pero al final, no la reconstruida sino la nueva, sale a relucir como tesoro extraordinario en una pieza tallada con detalles. ¡Por eso te alabo y te doy gracias mi Dios y Rey!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario