miércoles, 23 de septiembre de 2015

Si queremos libertad hay que perdonar




¿Quién encuentra a su enemigo y le perdona la vida? ¡Que el Señor te recompense por lo bien que me has tratado hoy! 
1 Samuel 24:19.


Lectura: 1 Samuel 24:1-22.  Versículo del día: 1 Samuel 24:19.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Ay! Ahora que el pueblo de Colombia necesita tanto perdonar, debería tener en cuenta ese pasaje de la Biblia. Saúl buscaba a David por todo lado para matarlo y Dios lo que hizo fue poner a Saúl en su camino. Sin embargo, David le perdona la vida y no le hace nada. Es necesario perdonar para liberarnos de esa carga tan pesada llevada a cuestas, quizá por años. El perdonar nos da sanidad interior; y si el infractor vuelve a caer en lo mismo, hay que volver a perdonar. ¿Siete veces? ¡Noo!  “sino hasta setenta y siete veces”  dice la Nueva Versión Internacional y la Reina Valera: “sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22). Perdonar es una decisión clave en la vida del cristiano y el que no lo practique tampoco puede esperar que el Señor le perdone.
Por más que busquemos argumentos para no perdonar, ante Dios no son válidos. Dios nos manda perdonar, y eso es lo que tenemos que hacer. Frases como: ‘Perdono pero no olvido” o “que lo perdone Dios, porque yo no puedo”; son palabras que se las lleva el viento y por ende no tienen ninguna validez. Queremos una vida donde se cumpla lo que Jesús les dijo a los judíos que habían creído en Él: —Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:31-32). ¿Nos decimos sus discípulos? Entonces tenemos que ser fieles  a sus enseñanzas, para que esa verdad que es el mismo Señor Jesucristo, nos dé completa libertad.

Amado Señor: gracias por enseñarnos que sin perdón no hay reconciliación y tu propósito al venir al mundo fue precisamente ese: reconciliarnos con el Padre celestial, para tener libertad total. Queremos dejar sobre tu espalda la carga tan pesada de nuestro rencor, iras y deseos de venganza hacia los que nos han hecho mal. Gracias Señor porque eres Tú quien cambias corazones y los vuelves sensibles para escucharte y obedecerte.

Un abrazo y bendiciones


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