miércoles, 9 de septiembre de 2015

No dejarnos desviar por ídolos insulsos




No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados, y no ven; su mente está cerrada, y no entienden. 
Isaías 44:18.


Lectura: Isaías 44:6-23.  Versículo del día: Isaías 44:18.

MEDITACIÓN DIARIA

La lectura de hoy nos habla sobre los que fabrican ídolos, para hacernos entender que estos, son simplemente obra de manos humanas y el único Dios, Rey y Redentor es nuestro Dios. Él es el primero y el último. “¿Hay algún Dios fuera de mí? No, no hay otra Roca; no conozco ninguna” (v. 8). Los ídolos son figuras fabricadas por las manos humanas: “¡simples mortales son los artesanos!” (v. 11b). El herrero, el carpintero; cada uno lo trabaja de acuerdo a las herramientas de su profesión. El carpintero al igual que usa los cedros como combustible para calentarse, “Con el resto hace un dios, su ídolo; se postra ante él y lo adora. Y suplicante le dice: Sálvame, pues tú eres mi dios” (v. 17).  Definitivamente, falta razonar más y darse cuenta que un pedazo de madera no puede salvar a nadie. “No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados, y no ven; su mente está cerrada, y no entienden”.
Si hemos caído en estas trampas de idolatría, volvámonos hacia nuestro verdadero Dios; reflexionemos quién está ocupando el primer lugar desplazado al Dios verdadero que un día conocimos. Él está a la espera y nos dice: “Recuerda estas cosas, Jacob, porque tú eres mi siervo, Israel. Yo te formé, tú eres mi siervo; Israel, yo no te olvidaré. He disipado tus transgresiones como el rocío, y tus pecados como la bruma de la mañana. Vuelve a mí, que te he redimido” (vv. 21-22). Es a cada uno de nosotros que el Señor habla. Cambiemos el Jacob o Israel por nuestro nombre y entendamos el mensaje de hoy. Es fácil desplazar al Señor y dejarnos llevar por banalidades. Tengamos mucho cuidado con estas cosas.

Amado Señor: Siempre estás dispuesto a enseñarnos y sacarnos adelante a pesar de nuestra terquedad y falta de conocimiento. Perdona porque no solamente hacemos ídolos de hierro y madera, sino de muchos otros materiales. Incluso muchas veces ni siquiera necesitamos un muñeco de arcilla, porque tomamos como ídolos a personas humanas, objetos o cualquier actividad como el trabajo. Todo lo que ponemos por encima tuyo, ya es abominación para Ti, porque no compartes con nadie ni nada tu gloria, soberanía y poder. Queremos adorarte y alabarte solo a Ti. Permite que siempre seas el primero en nuestras vidas. ¡Gloria sea a tu Nombre buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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