sábado, 2 de mayo de 2020

A pesar de las aflicciones mereces toda honra y gloria


En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Juan 16:33. NVI.

Lectura: Juan 16:17-33.  Versículo del día: Juan 16:33.

MEDITACIÓN DIARIA

Si el Señor fue claro, fue en decirnos que tendríamos aflicciones en el mundo. En ninguna parte dijo que su mensaje era de ‘casa, carro y beca’, como infortunadamente ahora muchos haciéndose llamar ‘ministros del evangelio’, lo predican. Mientras estemos en esta tierra, no vamos a estar exentos de adversidades; de ninguna manera somos infalibles. Estamos expuestos a todo. Sin embargo, debemos animarnos porque nuestro Dios es más grande y poderoso que cualquier circunstancia que se nos pueda presentar. Eso ya es otro punto muy diferente. Lo debemos hacer para apoyarnos unos a otros y de este modo aumentar nuestra fe bien sea por medio de la oración, de reuniones entre hermanos, de testimonios, etc.  
Miremos otra porción de su Palabra: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada” (Santiago 1: 2-4). Aquí se corrobora que sí pasaremos por diversas pruebas y cuando las llevamos sabiendo en quién hemos creído, al final vamos a salir mucho más fortalecidos que en el momento que se presentaron. Además de esto, siempre lo he dicho, si no fuera por esas pruebas o aflicciones, no tendríamos de dónde darle la honra y gloria a nuestro Dios.
Por eso, de ahora en adelante, gocémonos ante la adversidad sabiendo que el Señor tiene todo bajo control y nos sacará adelante en el tiempo que lo crea conveniente. Así no lo entendamos, alabémoslo en todo momento bajo la circunstancia que sea; como bien decía una de las canciones aprendida en mis primeros años de vida cristiana: con el corazón, con la voz, con las manos, con los pies y con el alma; y si nos falta el alma es porque ya nos hemos ido con Él. Además, en el cielo esa será nuestra labor: alabarlo por siempre.

Amado Señor: lo que Tú demandas de nosotros es que siempre tengamos un motivo para exaltarte y glorificar tu Nombre. Gracias por las diferentes aflicciones que nos llegan, muchas veces de improviso como este virus. Gracias porque tienes el control y bien sabemos que Tú estás al tanto de la situación. Te alabamos y te bendecimos Dios de toda potestad y majestad. ¡La gloria es para Ti!

Un abrazo y bendiciones.

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