En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Juan 16:33. NVI.
Lectura: Juan 16:17-33. Versículo del día: Juan 16:33.
MEDITACIÓN DIARIA
Si el Señor fue claro,
fue en decirnos que tendríamos aflicciones en el mundo. En ninguna parte dijo que
su mensaje era de ‘casa, carro y beca’, como infortunadamente ahora muchos
haciéndose llamar ‘ministros del evangelio’, lo predican. Mientras estemos en
esta tierra, no vamos a estar exentos de adversidades; de ninguna manera somos
infalibles. Estamos expuestos a todo. Sin embargo, debemos animarnos porque
nuestro Dios es más grande y poderoso que cualquier circunstancia que se nos
pueda presentar. Eso ya es otro punto muy diferente. Lo debemos hacer para apoyarnos
unos a otros y de este modo aumentar nuestra fe bien sea por medio de la
oración, de reuniones entre hermanos, de testimonios, etc.
Miremos otra porción de
su Palabra: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que
enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce
constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean
perfectos e íntegros, sin que les falte nada” (Santiago 1: 2-4). Aquí se
corrobora que sí pasaremos por diversas pruebas y cuando las llevamos sabiendo
en quién hemos creído, al final vamos a salir mucho más fortalecidos que en el
momento que se presentaron. Además de esto, siempre lo he dicho, si no fuera
por esas pruebas o aflicciones, no tendríamos de dónde darle la honra y gloria
a nuestro Dios.
Por eso, de ahora en
adelante, gocémonos ante la adversidad sabiendo que el Señor tiene todo bajo
control y nos sacará adelante en el tiempo que lo crea conveniente. Así no lo
entendamos, alabémoslo en todo momento bajo la circunstancia que sea; como bien
decía una de las canciones aprendida en mis primeros años de vida cristiana:
con el corazón, con la voz, con las manos, con los pies y con el alma; y si nos
falta el alma es porque ya nos hemos ido con Él. Además, en el cielo esa será
nuestra labor: alabarlo por siempre.
Amado Señor: lo
que Tú demandas de nosotros es que siempre tengamos un motivo para exaltarte y
glorificar tu Nombre. Gracias por las diferentes aflicciones que nos llegan,
muchas veces de improviso como este virus. Gracias porque tienes el control y
bien sabemos que Tú estás al tanto de la situación. Te alabamos y te bendecimos
Dios de toda potestad y majestad. ¡La gloria es para Ti!
Un abrazo y bendiciones.
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