No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.
Juan 17:15. NVI.
Lectura; Juan
17:6-19. Versículo del día: Juan 17:15.
MEDITACIÓN DIARIA
Desde siempre me ha
gustado este versículo de la Biblia y es que a lo largo de mi vida cristiana me
he encontrado con personas que infortunadamente son tan legalistas y religiosas
que pasan por encima de lo transcendental para darle paso a lo no importante.
Así de este modo tuve que enfrentarme a ‘no uses, no hagas, no, no…’; e incluso
criticaban que fuera a un entierro, a un matrimonio u otro acto religioso de
algún familiar o conocido. Estas cosas chocaban mucho conmigo, puesto que siempre
he considerado el cristianismo como un modo de vida y no como una religión. Quizá
por todos estos ataques aprendí que era necesario hacer acto de presencia en
esos escenarios, porque precisamente allí, era el sitio exacto donde podía
llevar el mensaje del Señor. Respecto a esto fue que asimilé aquello de: “no
puedo impedir que los pajaritos vuelen sobre mi cabeza, pero sí, que hagan nido
allí”. O sea, más o menos a lo que nos exhorta Pablo: “Algunos de ustedes
dicen: Yo soy libre de hacer lo que quiera. ¡Claro que sí! Pero no todo lo que
uno quiere, conviene; ni todo fortalece la vida cristiana” (1 corintios 10:23
TLA).
Con el transcurso de los
años y gracias al Señor tanto en mi familia como en nuestra Iglesia actual,
hemos llegado a entender claramente el mensaje de Jesús y tal vez, por revelación
del Espíritu Santo estamos aprendiendo, que nuestra vida aquí en la tierra se
basa y se sostiene por la gracia de Dios. Tantos ‘nos’ no son para nosotros, porque
ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia (Romanos 6:14). “lo que vale es
la fe que actúa mediante el amor”; “En efecto, toda la ley se resume en un solo
mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Gálatas 5:6 y 14).
Señor Jesús: gracias por revelarnos en
tu Palabra que tu oración hecha hace más de dos mil años antes de tu crucifixión
es para ponerla en práctica en estos tiempos. Bendito Señor, que podamos
movernos libremente por el mundo, con la convicción firme de que seremos
testimonios vivos de lo que has hecho en nuestras vidas. Sostennos con tu mano
poderosa y no permitas que lleguemos a ser piedra de tropiezo para nadie. ¡Gracias
bendito Dios y Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario