sábado, 19 de octubre de 2013

Se obtendrán los más altos intereses




Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor;  Dios pagará esas buenas acciones. 
Proverbios 19:17.


Lectura: Proverbios 19:1-29.  Versículo del día: Proverbios 19:17.

MEDITACIÓN DIARIA

Son muchos los beneficios que obtendremos si ponemos la mirada en el desamparado. El Señor no se queda con nada guardado: “Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día del mal el SEÑOR lo librará” (Salmo 41:1).  Así que cuando se nos presente la oportunidad de tenderle la mano al menesteroso, hagámoslo.   Y no solo por hacerlo;  es importante que demos con alegría y pródigamente: “Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el SEÑOR tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas” (Deuteronomio 15:10).
Pero hay muchos más beneficios, miremos por ejemplo: “Porque en el día de la angustia me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto” (Salmo 27:5); “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes” (Lucas 6:38) y 2 Corintios 9:6 dice: “el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará.
El dar se convierte en una llave que cuando la abrimos, empieza a desbordar abundantes bendiciones. Dios nos manda tener en cuenta al pobre, los interés que nos pagará Papito Dios por estas acciones, se constituyen en los de más alto rendimiento. Pongamos en práctica acordarnos de ellos y servirles con corazón sincero y desinteresado.
Qué hermoso sería que cuando nos encontremos con el Señor se nos diga: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento;  necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron” (Mateo 25:34-36).

Amado Señor: Perdónanos porque a veces pasamos inadvertido el sufrimiento de nuestro prójimo y no tenemos en cuenta tus mandatos para servir al necesitado. Enséñanos a ser más sensibles a las penurias de tantos que andan buscando una ayuda y todas las puertas se les cierran. Pon en nuestro corazón el querer como el hacer por tu buena voluntad.

Un abrazo y bendiciones.

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