La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.Salmo 23:8.
Lectura: Salmo
23:1-8. Versículo del día: Salmo 23:8.
MEDITACIÓN DIARIA
El Salmo 23 es
definitivo para entender el amor y la bondad de nuestro Dios. Él es el Pastor
por excelencia que no puede ver a ninguna de sus ovejitas caída, desamparada o perdida
porque está listo a levantarla, abrigarla y buscarla hasta encontrarla
nuevamente. Sí, este Pastor, el mejor, el que posa sus ojos ante el abatido, el
que si estamos heridos no le importa agacharse a vendar nuestras heridas y si
es necesario alzarnos, lo hace arrullándonos bajo su regazo y devolviéndonos hacia el redil. Si nos
encuentra cansados nos hace reposar; si las fuerzas se
han ido, las revive; y si estamos sedientos, nos conduce a serenas aguas y
calma nuestra sed (vv. 1-3). Este Pastor es mi Amigo más fiel e incondicional
que haya conocido.
Qué tranquilidad nos da
el saber que día tras día el Señor anda con nosotros. No importa que vengan los
problemas, las tristezas, los fracasos, las desilusiones, porque aún en valles
tenebrosos, siempre, siempre, nuestro Pastor estará al lado infundiéndonos
aliento y guiándonos con su cayado amoroso (v. 4).
¡Jesús, mi gran Pastor!
Contigo me siento segura. Lo oscuro a tu lado se torna en la más esplendorosa
claridad. Las tinieblas no me asustan porque Tú brillas en medio de ellas. ¡Gracias buen Pastor! Eres la fuente
inagotable de amor y bondad incomparable. ¡Gracias mi Jesús!
Un abrazo y
bendiciones.
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