Es el baluarte seguro

El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos. 

Proverbios 14:26.

Lectura: Proverbios 14:12-30.   Versículo del día: Proverbios  14:26.

MEDITACIÓN DIARIA

El temor del Señor, sí se convierte en el mejor seguro que pueda tener un creyente.  Personalmente considero, que es como el tronco del cual se coge el sumido bajo las aguas. Y es que el temor del Señor no es lo que muchos piensan: un temor de miedo o terror; ni de recelo o de desconfianza. Al contrario, es el temor reverente, de respeto, de confianza. Un temor del amor de Dios puesto en nuestro corazón, al entender que por amor envió a su Hijo al mundo para salvarnos. Ese temor reverente es el que nos da fuerzas en momentos de debilidad y del que nos adherimos cuando estamos naufragando.   

Adán y Eva fueron creados bajo ese temor,  pero su corazón se envaneció: quisieron ser como Dios y abandonaron todos los regalos con los que su Creador los había  provisto. El temor del Señor queda a un lado cuando el hombre se separa de Dios. Le es difícil conocer al Santo (Proverbios 9:10), y cumplir sus preceptos (Salmo 111:10), porque para él la disciplina y el buen juicio no son de su afecto. Su propia anarquía, lo lleva a un egoísmo que no le permite ver más allá de lo que tiene enfrente.  

La falta de ese temor del Señor, acarrea muerte, fracaso, destrucción. Mientras que es fuente vida para quien lo posee y lo aleja de la redes de la muerte (v.27 en la lectura).

No actuemos como los necios que desprecian la sabiduría y la disciplina (Proverbios 1:7), porque Dios como buen Padre que nos ama, nos corrige y reprende. Seamos sensatos y agradezcámosle  por querer vernos cada día más edificados y sólidos, así sus reprensiones nos duelan. Abriguémonos bajo  ese bastión que nos infunde el temor de Dios.

Amado Señor: permite que entendamos lo que es el verdadero temor hacia ti para aprender a obedecerte y a conocerte como al Santo, que siempre vela por vernos gozando de una vida plena, llena de salud, felicidad y prosperidad.

Un abrazo y bendiciones.