jueves, 24 de octubre de 2013

En medio de la aflicción hay un propósito divino




Canten al Señor, ustedes sus fieles; alaben su santo nombre.  Porque sólo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. 
Salmo 30:4-5.


Lectura: Salmo 30:1-12.  Versículos del día: Salmo 30:4-5.

MEDITACIÓN DIARIA

Si la Palabra de Dios dice que cada día lleva su propio afán (Mateo 6:34), es porque el nuevo amanecer es incierto. Nadie puede tener la certeza que ese nuevo día va a ser de triunfo y de gloria. Muchas veces nos llegan problemas en el momento menos esperado, y es ahí, cuando tenemos que tener la fe puesta en el Señor Jesucristo para no derrumbarnos. Porque: “Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza” (Proverbios 24:24). Nuestra fortaleza no depende de las circunstancias; las circunstancias serán la clave para darnos cuenta en quién hemos creído y de quien en realidad dependemos.
Y si en verdad creemos que nuestro Dios es Todopoderoso, entonces, vayamos a Él sea con lloro y lamento que el buen Dios nos allanará el camino: “Entre llantos vendrán, y entre consuelos los conduciré. Los guiaré a corrientes de agua por un camino llano en el que no tropezarán” (Jeremías 31:9).
Lo mejor que podemos hacer en esas situaciones, es alimentarnos de la Palabra y repetir una y otra vez, las promesas que tiene el Señor al respecto. Esto nos llenará y será un alivio para nuestro espíritu abatido y caído.
Al final, quizá ese mismo día, podremos decir como el salmista: “Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta,  para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!” (v. 12 en la lectura). ¡Eso es!  Precisamente hay está la razón: Tal vez, el Señor permitió ese despropósito para que tengamos la oportunidad de alabarle y glorificarle y que todos sepan cuán grande es Él.

Amado Señor: No permitas que solamente miremos nuestro problema o nos enfrasquemos únicamente en él. Enséñanos a aprender de las vicisitudes hasta lo más mínimo, con el fin de que siempre veamos la mano tuya moviéndose en dirección a tu propósito.

Un abrazo y bendiciones.

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