lunes, 28 de octubre de 2013

El reto es comprobar su bondad



Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian.  
 Salmo 34:8.


Lectura: Salmo 34:1-22.  Versículo del día: Salmo 34:8.

MEDITACIÓN DIARIA

Nunca podemos saber exactamente cómo es una cosa, si antes no la probamos.  O si estamos con sed y nos ponen al frente un vaso con agua refrescante y otro líquido transparente como bebida alcohólica: si no probamos, no sabremos cuál es la rica agua que necesitamos.  Así también cuando nos hablan del Dios eterno, amoroso y misericordioso no podemos entenderlo, hasta que nos decidimos a  degustarlo  y comprobar personalmente si en verdad el Dios que nos están mostrando es el que dice ser en realidad.
No podemos  gozar de tan extraordinarios privilegios, si primero no nos dejamos cautivar por Él y aceptamos su invitación de ir a cenar juntos en su mesa (Apocalipsis 3:20).  Una vez ya en su compañía, decirle que le agradecemos y aceptamos todo lo que su amado Hijo vino a pagar por nosotros.  Reconocer que no somos nada ante Él y que solo por su infinita misericordia y amor, estamos aquí en este mundo.  Hay que tener claridad  en que el hecho de aceptarlo  en nuestra vida no quiere decir que no vayamos a pasar necesidades: “Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas” (v. 19).
Al buscarnos incansablemente el Señor y llevarnos a su redil, evidenciamos su inmensa bondad. Ya no es porque nos cuenten sino que personalmente pudimos comprobar su inigualable amor. Ahora nos queda alejarnos del pecado y permitir que el Señor poco a poco nos vaya regenerando. Para esto pongamos en práctica la recomendación del apóstol Pedro: “Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,  ahora que han probado lo bueno que es el Señor” (1 Pedro 2:1-3 el subrayado es personal). Dejémonos instruir por su Palabra y cada nuevo día, tendremos que dar cuenta de un nuevo beneficio de Dios para los que le aman. Comprobaremos también la dulzura de sus palabras (Salmo 119:103) y cómo vamos creciendo en su gracia por haber buscado refugio en Él.

Amado Señor: Gracias porque en verdad tu Palabra es más dulce que la miel y a través de ella, nos muestras diariamente tu favor.  Queremos deleitarnos en ti, quien eres la fuente inagotable de bondad, ternura, amor, comprensión, misericordia y perdón.

Un abrazo y bendiciones.

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