Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.
Hebreos 10:22. NVI.
Lectura: Hebreos 10:19-39. Versículo del día: Hebreos 10:22.
MEDITACIÓN DIARIA
En el Libro de Hebreos
seguimos viendo la cantidad de bendiciones que obtenemos cuando nos acercamos a
Dios con sinceridad y fe. No solamente quedamos purificados interiormente y
lavados con agua pura exteriormente sino que además de eso, nos dice: “Mantengamos
firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.
Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las
buenas obras” (vv. 23-24). ¿Por qué debemos estar firmes? Porque tenemos una
bendita esperanza que nadie nos la puede arrebatar. ¡Gloria a Dios!
Creo que esa bendita
esperanza es la que nos motiva a vivir en amor y ese amor nos hace preocuparnos
por los demás. Al final de cuentas, ese debe de ser el aliciente para darnos al
prójimo como nos lo mandó el Señor Jesús. Precisamente ahora que podemos acudir
sin ningún obstáculo, entremos al Lugar Santísimo y hablemos sinceramente con
nuestro Papito Dios; mantengamos una amistad sincera con Él ya que Cristo Jesús
nos dejó limpios de pecado y el camino se encuentra despejado.
Amado Padre
Celestial: te damos las gracias por haber permitido que tu Hijo Jesús fuese el
Salvador de nuestras vidas. Gracias porque somos tus hijos y venimos ante Ti no
solamente para adorarte sino también para hablar Contigo porque Eres el
Maravilloso Papito que siempre está dispuesto a escucharnos. Permite que las
tentaciones del mundo no nos alejen de tu lado y que vivamos solamente para
buscarte y glorificar tu Santo Nombre. Enséñanos a hacer tu santa voluntad. ¡Te
adoramos buen Dios y Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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