Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas,
Ezequiel 22:25. NVI.
Lectura: Ezequiel
22:23-31. Versículo del día: Ezequiel
22:25.
MEDITACIÓN DIARIA
En mi concepto creo que a
la Iglesia actual le ocurre lo mismo que a Israel en tiempos de Ezequiel. Sí;
se están levantando profetas por todas partes y ministros del Evangelio que
solamente buscan su propio bien despojando a sus feligreses de sus pertenencias
mientras ellos se enriquecen cada día más. Además de esto, poco amor se ve
entre sus ancianos y quienes colaboran en los diferentes ministerios. Si esto
sucede dentro de la Iglesia del Señor ¿qué podemos esperar de los de afuera?
Igual pasa con los jefes de la ciudad e incluso con los terratenientes que
quieren explotar al indigente y al pobre (vv. 26-29).
Sin embargo, cuando viene
una situación como la que estamos viviendo actualmente con esta pandemia del Covid-19,
el ser humano en vez de reconocer su pecado e indiferencia hacia Dios, le reclama
diciéndole injusto y falto de misericordia, sin darse cuenta que su duro
corazón lo ha alejado completamente de Él. Se tiene la conciencia carcomida y
se empieza a llamar malo a lo bueno y bueno a lo malo (vv. Isaías 5:20). En vez de reclamarle a Dios, humillémonos ante
Él. Oremos para que el Señor nos perdone
y a la vez más bien, démosle gracias tal como es su deseo (1 Tesalonicenses
5:18).
Amado Dios; nos
presentamos delante de Ti con un corazón contrito y humillado reconociendo que te
hemos defraudado con nuestro pecado. Te pedimos buen Dios que nos perdones y
limpies. Al igual te rogamos por esta tierra para que sea sanada y restaurada.
Gracias por perdonarnos y permitir que estemos en paz Contigo. Gracias por todo
lo que con lleva esta crisis mundial y gracias porque sabemos que solamente bastará
una palabra Tuya para terminar con esta epidemia y levantar nuevamente un mundo
más consciente y amoroso. ¡Te adoramos bendito Señor y Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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