A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría.
Ezequiel 28:17 NVI.
Lectura: Ezequiel
28:11-19. Versículo del día: Ezequiel
28:17.
MEDITACIÓN DIARIA
En esta profecía el Señor
le habla a Ezequiel sobre el rey de Tiro quien a su vez asemeja a Lucifer. Lucifer
era hermoso y tenía lo mejor en el Edén: “Eras un modelo de perfección, lleno
de sabiduría y de hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de Dios, adornado
con toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina,
jaspe, zafiro, granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban cubiertos de
oro, y especialmente preparados para ti desde el día en que fuiste creado” (vv.
12-13). Aparte de tanto esplendor fue elegido como querubín protector y siempre
tuvo un comportamiento excelente hasta el día en que su corazón se dejó llenar de
orgullo y se enalteció rebelándose contra su Creador y queriendo ser semejante
a Él (Isaías 14:14). Por eso fue arrojado al suelo.
Creo que el peor pecado
es el orgullo. Muchas veces no nos damos cuenta incluso dónde va nuestro
orgullo, hasta cuando alguien mete el dedo y toca en él. O sucede también que
infortunadamente se ha enseñado y hasta valorado ser orgullosos. Quizá esto,
por ignorancia. Aquí en la lectura del día podemos darnos cuenta el daño tan
grande que hace el orgullo. Definitivamente no somos nada ni nadie para llegar
a creernos más que otros, así se pertenezca a la realeza más noble del planeta,
se tengan los títulos más competitivos, o se goce de una riqueza desbordante.
Yo los invito a revisar
sus vidas y si en sus corazones hay señales de este agravio pedirle perdón al
Señor y tomar la determinación de abolirlo completamente de ustedes. El orgullo
origina la caída porque nos aleja de la sabiduría y por ende de nuestro Dios. Oremos:
Amado Dios: casi
que se nos ha enseñado que es necesario el orgullo para satisfacer nuestro ego.
Perdona Señor todo indicio de este mal que nos aqueja o que todavía prevalece
en nuestras vidas. Limpia nuestros corazones completamente; lávalos con tu
preciosa sangre y llévanos por el camino de la humildad y el desapego material.
Permite que el orgullo que sintamos sea el llamarnos tus hijos y saber que
heredaremos la vida eterna a tu lado. Muchas gracias por escuchar nuestra oración
buen Dios.
Un abrazo y bendiciones.
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