Hijo de hombre, diles a los israelitas: Ustedes dicen: Nuestras rebeliones y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y nos estamos consumiendo en vida. ¿Cómo podremos vivir?
Ezequiel 33:10 NVI.
Lectura: Ezequiel
33:1-20. Versículo del día: Ezequiel
33:10.
MEDITACIÓN DIARIA
El versículo del día se
refiere a las palabras del Señor al profeta Ezequiel para que él se las
transmitiera a los israelitas. Cuándo ellos preguntan: “¿Cómo podremos vivir?”,
el Señor responde: “Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—,
que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su
mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu
conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?” (v. 11). El pecado acobarda y esto
no es más que un llamado al arrepentimiento. En verdad, a todos nos pesa el
pecado. Sin embargo, la misericordia de Dios es tan inmensa que Él sufre por el
pecador y le pide que deje su mala conducta.
El Señor Jesús vino exactamente
a llevar sobre sus hombros todos nuestros pecados y lo que tenemos que hacer es
aceptar su sacrificio en la cruz del Calvario por la transgresión y maldad que
llevamos dentro, desde la caída del hombre (Génesis 3). Pero Dios no se alegra
con esto. Corrobora incluso en otra parte la Escritura: “Más bien, él tiene paciencia con ustedes,
porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan” (2 Pedro
3:9b). Ahora si alguien en este tiempo nos hace la misma pregunta: “¿Cómo podremos
vivir?”. Tenemos que levantarnos y compartirle el mensaje de salvación. Es la
única manera de poder vivir. Jesucristo es vida (Juan 14:6), y no nos ofrece
cualquier vida; es una vida con Él, completa y abundante (Juan 10:10). Si bien
es cierto que el pecado pesa y acobarda, también es muy cierto que hay solución:
Jesús es esa bendita solución.
Amado Señor:
Gracias por haber muerto en mi lugar y tener la paciencia de esperarme.
Reconozco buen Dios, que soy pecador, pero sé que tu bendita sangre me limpia
completamente de mis rebeliones y transgresiones. Gracias porque tendré también
la promesa de una vida eterna a tu lado. Gracias, gracias bendito Señor.
Un abrazo y bendiciones.
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