Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.
Hechos 10:15b.
Lectura: Hechos
10:1-23. Versículo del día: Hechos
10:15b
MEDITACIÓN DIARIA
Estas fueron palabras
dadas por Dios mismo a Pedro en la visión que tuvo antes de ir a la casa de Cornelio,
el soldado romano quien era creyente en el Señor. Pedro vio suspendida en el
aire, algo parecido a una sábana abierta que bajaba hacia la tierra y en ella
había toda clase de cuadrúpedos reptiles y aves. La voz le decía que se
levantara y comiera. Pedro contestó de acuerdo a las tradiciones judías que no
comía nada impuro; por eso la voz le replicó: “Lo que Dios ha purificado, tú no
lo llames impuro”.
En mi opinión, creo que bien
sirve la lectura no solamente para no discriminar a nadie del regalo de la
salvación, sino también para los que todavía se cuestionan si respecto a
algunas comidas pueden comerlas o no. Para los judíos en la ley de Moisés se
les prohibía comer ciertos animales. Todavía ellos lo practican de ese modo.
Pero recordemos que nosotros los cristianos nacidos de nuevo con el Señor
Jesucristo no estamos llamados, en primer lugar, a seguir la ley, y en segundo
lugar el sacrificio del mismo Jesús ya bastó para purificar incluso la comida.
Miremos otro pasaje al respecto de la misma Palabra de Dios: “El Espíritu dice
claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a
inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales enseñanzas provienen de
embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida. Prohíben el
matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que
los creyentes, conocedores de la verdad, los coman con acción de gracias. Todo
lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción
de gracias, porque la palabra de Dios y la oración lo santifican” (1 Timoteo
4:1-5). En estos tiempos estamos viendo tantas cosas respecto a la comida que
ya casi es imposible comer algo sin que se diga que es ‘malo’. Considero que lo
mejor por hacer es creerle a la Palabra de Dios y orar por los alimentos antes de
consumirlos.
Amado Señor:
gracias porque tu Palabra es una sola y es verdad. Gracias por lo que nos
enseñas a través de ella. Permite que siempre te demos gracias por los alimentos
que pones en nuestras mesas y que sepamos que son dados por Ti para alimentarnos
y tener vidas saludables. No permitas que llamemos inmundo a nada de lo que Tú
has purificado. ¡Gracias buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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