viernes, 7 de agosto de 2020

No llames impuro lo que Dios ha limpiado


Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro. 
Hechos 10:15b.

Lectura: Hechos 10:1-23.  Versículo del día: Hechos 10:15b

MEDITACIÓN DIARIA

Estas fueron palabras dadas por Dios mismo a Pedro en la visión que tuvo antes de ir a la casa de Cornelio, el soldado romano quien era creyente en el Señor. Pedro vio suspendida en el aire, algo parecido a una sábana abierta que bajaba hacia la tierra y en ella había toda clase de cuadrúpedos reptiles y aves. La voz le decía que se levantara y comiera. Pedro contestó de acuerdo a las tradiciones judías que no comía nada impuro; por eso la voz le replicó: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro”.
En mi opinión, creo que bien sirve la lectura no solamente para no discriminar a nadie del regalo de la salvación, sino también para los que todavía se cuestionan si respecto a algunas comidas pueden comerlas o no. Para los judíos en la ley de Moisés se les prohibía comer ciertos animales. Todavía ellos lo practican de ese modo. Pero recordemos que nosotros los cristianos nacidos de nuevo con el Señor Jesucristo no estamos llamados, en primer lugar, a seguir la ley, y en segundo lugar el sacrificio del mismo Jesús ya bastó para purificar incluso la comida. Miremos otro pasaje al respecto de la misma Palabra de Dios: “El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida. Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes, conocedores de la verdad, los coman con acción de gracias. Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, porque la palabra de Dios y la oración lo santifican” (1 Timoteo 4:1-5). En estos tiempos estamos viendo tantas cosas respecto a la comida que ya casi es imposible comer algo sin que se diga que es ‘malo’. Considero que lo mejor por hacer es creerle a la Palabra de Dios y orar por los alimentos antes de consumirlos.

Amado Señor: gracias porque tu Palabra es una sola y es verdad. Gracias por lo que nos enseñas a través de ella. Permite que siempre te demos gracias por los alimentos que pones en nuestras mesas y que sepamos que son dados por Ti para alimentarnos y tener vidas saludables. No permitas que llamemos inmundo a nada de lo que Tú has purificado. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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