Aunque yo hice que el faraón sembrara el terror en la tierra de los vivientes, él y todo su ejército serán sepultados entre los paganos, con los que murieron a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente.
Ezequiel 32:32. NVI.
Lectura: Ezequiel
32:1-32. Versículo del día: Ezequiel
32:32.
MEDITACION DIARIA
Nadie puede sembrar el
terror si el Señor no se lo permite. Otro ejemplo claro es sobre Job cuando Dios
le dio permiso a Satanás para que le hiciera daño. Porque en definitiva quien manda
es Él. En la lectura vemos cómo Dios le habla al profeta Ezequiel sobre Egipto
y su faraón. Egipto fue como quien dice, una potencia mundial y su rey no fue
una pera en dulce. Dios pronosticó su caída y así sucedió.
En este tiempo considero
que igualmente está sucediendo: Dios ha permitido esta pandemia y terror a nivel
mundial pero que se atengan a Él con todas sus consecuencias quienes
intervinieron para matar a tanta población, confinar a los habitantes e
infundir en las personas tanto temor. Un temor del que ni siquiera la Iglesia
de Cristo ha estado por fuera. Así Dios lo haya permitido, Él no se queda con
nada guardado y el castigo llegará. No importa el poder, la riqueza, la
influencia que estos personajes tengan sobre mandatarios y Organizaciones, porque
contra Dios no podrán luchar ni defenderse; que se atengan a las consecuencias.
Nos queda por ahora estar
pegados de la mano del Señor y pedirle clemencia por esta tierra que está
llevando tanto dolor y angustia. Oremos:
Amado Señor:
gracias porque bien sabemos que la hoja del árbol no se mueve sin tu voluntad y
que hasta el más débil de nuestro cabello está en tus manos. Yo te ruego
bendito Señor porque por tu buena voluntad permitas que este virus se caiga, se
rompa, se destruya y no siga haciendo daño. Ten misericordia de todos estos moradores
que has creado y que más bien, de este mal, salgan muchas cosas positivas pero
que en especial te conozcan a Ti que Eres el Dueño absoluto del universo que creaste
y te convertiste en el Salvador de esta humanidad pecadora. Gracias Señor por
escuchar nuestra plegaria. En tu Nombre Jesús oramos, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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