domingo, 30 de marzo de 2014

Somos abundantemente bienaventurados




—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen. 
Juan 20:29.


Lectura: Juan 20:24-31.  Versículo del día: Juan 20:29.

MEDITACIÓN DIARIA

Nuevamente el Señor se aparece con su saludo anterior: “¡La paz sea con ustedes!” (v. 26).  Nos entrega su paz para que también sepamos entregarla. Tomás, el apóstol incrédulo, al ver al Señor lo tiene que reconocer  en toda su grandeza y por eso exclama: “—¡Señor mío y Dios mío!” (v. 28). Quizá triste o avergonzado por no haber creído solamente por las palabras de sus compañeros, ahora con su actitud, nos deja una frase muy significativa a través del Señor: “dichosos los que no han visto y sin embargo creen”.
¿Recuerdan la oración que hizo el Señor por los que seguirían e irían a llevar el mensaje de salvación? (Juan 17:20).  En ese “dichosos” estamos incluidos.  Hemos creído por fe y somos bienaventurados; o sea mucho más que felices, supremamente dichosos. Es el mayor bien que se nos pueda expresar y  nosotros los cristianos gozamos de ese bien al recibirlo de parte de nuestro Salvador.  Por ese bien, gozamos de  las ricas bendiciones que el Señor continuamente nos está regalando. Nos encontramos en un grupo exclusivo de los que somos abundantemente bienaventurados. ¡Gloria a Dios por ese regalo maravilloso!

Amado Señor: Gracias por los que pusiste en nuestro camino para que nos hablaran de ti. Gracias por habernos dotado con el don de la fe, para creer sin ver.  Gracias por la paz que pones en nuestro corazón. Tú eres el Príncipe de paz y te rogamos que nos enseñes a construirla diariamente. ¡Señor mío y Dios mío! Reconocemos tu grandeza y poder.

Un abrazo y bendiciones.

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