sábado, 15 de marzo de 2014

Hay que prepararnos porque los tiempos son malos

Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero si otro viniera por su propia cuenta, a ése sí lo aceptarían. 
Juan 5:43.

Lectura: Juan 5:31-47.  Versículo del día: Juan 5:43.

MEDITACIÓN DIARIA

Estamos viviendo tiempos en que lo escrito se está cumpliendo: a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno (Isaías 5:20).  El mundo entero cada día va más hacia el control del maligno y a nosotros que sabemos que somos hijos de Dios (1 juan 5:19), nos miran con ojos de recelo, rabia, enojo y se empieza a percibir la discriminación hacia los cristianos. Ahora vale más todo lo que tiene que ver con un mundo plagado de inmoralidad sexual, injusticia social y desconocimiento total de Dios, que lo escrito en las  mismas Constituciones de los países  por lo menos en aquellos donde ha existido un temor a Dios .
Bajo estos parámetros, vemos cada día surgir diferentes movimientos, sectas e incluso brujos de turno que nada tienen que ver con un cristianismo sano, y hacia ellos sí corre el mundo como si estuvieran regalando lo mejor.  
En los colegios y escuelas se puede hablar y aceptar de abortos, matrimonios gay,  adopciones entre ellos y de cualquier clase de lectura, menos de la Biblia; y muchísimo menos de hablar sobre Jesucristo. Las clases antiguas de religión y ética están perdidas o apabulladas por las nuevas tendencias y nosotros los cristianos con la boca cerrada, porque no se nos permite expresar nuestras creencias. Como todo lo de ahora; si lo hacemos, va en contra del libre desarrollo de la persona.
O sea, que nuestros niños y jóvenes pueden hacer lo que se les antoje porque están amparados por las diferentes instituciones gubernamentales que los apoyan. Ya no se puede castigar a un menor ni inculcarle valores morales dentro de una ética cristiana porque quien lo haga puede ir a parar a la cárcel.
Tenemos que orar y seguir adelante hasta donde nos sea posible llegar. Por eso hay que leer la Biblia y aprenderla porque llegará el momento en que nosotros seremos los comunicadores de ella, seremos las páginas abiertas para que otros conozcan al Señor. 

Amado Dios y Padre celestial: Te damos gracias por haber tenido la oportunidad de aceptar a tu Hijo Jesucristo como el Salvador de nuestras vidas. Danos valor y fortaleza para enfrentar las acechanzas del maligno en contra de tu mensaje redentor y prepáranos para desafiar las batallas que vendrán.

Un abrazo y bendiciones. 

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