jueves, 6 de marzo de 2014

Para el Señor no existen los imposibles



Pero el Señor le dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha!

Éxodo 14:15.


Lectura: Éxodo 14:1-31. Versículo del día: éxodo 14:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Nuestra vidas, muchas veces se parece al pueblo de Israel. Antes, yo los criticaba porque me parecía inaudito que presenciando tantas señales y prodigios, siempre volvieran a lo mismo: a quejarse, a culpar a Moisés y a murmurar hasta del Señor. Con el tiempo he aprendido que por más que hayamos visto la gloria del Señor sobre nosotros, la fe vuelve a tambalear cuando nuevamente estamos en dificultades.
Moisés le dice a los suyos que no tengan miedo, que se queden quietos que el Señor peleará por ellos y serán testigos de lo que Él hará en su favor (vv. 13 y 14).  No debió ser  fácil para el pueblo ver que un ejército poderoso iba tras ellos y que los acorralaba. El mar estaba por un lado y el ejército del Faraón por el otro. Moisés obedece la orden dada, y extiende su vara sobre el mar y un viento fuerte separa sus aguas. Tanto el ángel de Dios como la columna de nube que los dirigía se colocaron en la retaguardia. La nube fue para unos, oscuridad;  y para otros luz durante toda la noche. De este modo los israelitas cruzaron el mar. Cuando todos pasaron, el mar volvió a unirse y el ejército del Faraón con todos sus carros, caballos y jinetes  se hundió, y ni un solo egipcio salió con vida (vv. 16-29).
Imaginémonos la felicidad y asombro del pueblo de Israel. Ahí si empezaron a loar al Señor y a cantar sus maravillas. Moisés entonó un cántico y Miriam su hermana, junto las demás mujeres danzaban y tocaban panderetas (Éxodo 15:1-21).   Igual nos pasa a nosotros; cuando vemos la contestación de la oración, le alabamos y adoramos, pero cuando las cosas no resultan: alegamos, nos quejamos, renegamos y culpamos.
Este es un ejemplo claro de orar y actuar. Si hemos orado, debemos también ponernos en acción y permitirle al Señor que sea Él quién abra caminos y brechas. Apropiarnos de la promesa de Isaías 45:2 que dice: “Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro”. Nuestro amado Señor es el único que puede abogar por nosotros, sea cual fuere la situación que estemos pasando. Doy testimonio que he visto su gloria; cuando todos dicen ‘no’, mi buen Dios, dice: ‘SÍ’.

Bendito Señor y Dios nuestro: Infinitas gracias te damos porque eres fiel, amoroso, y misericordioso, y jamás actúas en contra de tus escogidos. Somos tu pueblo; enséñanos a confiar en ti sin excepción alguna, y por más que veamos al enemigo actuar y querer derrumbarnos, saber que Tú y tu mano prodigiosa, se extenderán  para darnos paso y librarnos de las aflicciones que nos agobian. ¡Te adoramos Señor y enaltecemos tu Nombre!  

Un abrazo y bendiciones.

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