miércoles, 26 de marzo de 2014

Hay que afianzarnos en sus palabras




Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. 
Juan 16:33.


Lectura: Juan 16:1-33.  Versículo del día: Juan 16:33.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Cuántas cosas no nos dejó el mismo Señor durante su ministerio aquí en la tierra! Veamos algunas de ellas: Jesús dijo que había que nacer de nuevo para ver el reino de los cielos (Juan 3:3); Jesús, el dador del agua de la vida (Juan 4:10); Jesús, el pan de vida (Juan 6:35); Jesús, la luz del mundo (Juan 8:12); Jesús, el sanador (Juan 9:39); Jesús, la puerta para ser salvos (Juan 10:9); Jesús, el buen pastor (Juan 10:14); Jesús, la resurrección y la vida (Juan 11:25); Jesús, el camino para llegar al Padre (Juan 14:6); Jesús, la vid verdadera (Juan 15:1).
En este capítulo el Señor habla a sus discípulos y por ende a nosotros también, sobre la obra que hará el Espíritu Santo en cada uno. Él será el Consolador quien nos guiará a toda verdad y anunciará las cosas que han de venir.  Glorificará a Jesús porque tomará de lo de Él y nos lo dará a conocer (vv. 5-16 en la lectura).  
El Señor ya ha cumplido su obra y se despide de los suyos;  sin embargo, ellos no entienden aun mucho  lo que les dice: “¿Se están preguntando qué quise decir cuando dije: “Dentro de poco ya no me verán”, y un poco después volverán a verme”? Ciertamente les aseguro que ustedes llorarán de dolor, mientras que el mundo se alegrará. Se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría” (vv. 19-20).  Esto hablaba el Señor acerca de su muerte y de su resurrección.  El mundo se alegrará, porque si no fuera por su pasión y muerte redentora, estaríamos perdidos en la oscuridad.  ¡Gracias al Señor Jesús por lo que hizo por nosotros!
Ahora bien; por más que tengamos al Señor en nuestra vida mientras estemos aquí en este mundo, pasaremos angustias, tristezas, desolaciones. Toda clase de aflicción nos tocará; pero si creemos en el Señor y le creemos al mensaje que nos dejó, tendremos paz; la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento y venceremos porque nuestro Redentor ya venció.  ¡Gloria a Dios!

Amado Señor Jesús: muchas gracias te damos por todo lo que hiciste para nuestro bien y todo lo que eres para nosotros. Gracias también por el bendito Espíritu Santo que nos dejaste para tener en Él el consuelo de abrazarte a ti y comunicarnos con el Padre Celestial.  ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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