Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.Juan 16:33.
Lectura: Juan
16:1-33. Versículo del día: Juan 16:33.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Cuántas cosas no nos
dejó el mismo Señor durante su ministerio aquí en la tierra! Veamos algunas de
ellas: Jesús dijo que había que nacer de nuevo para ver el reino de los cielos
(Juan 3:3); Jesús, el dador del agua de la vida (Juan 4:10); Jesús, el pan de
vida (Juan 6:35); Jesús, la luz del mundo (Juan 8:12); Jesús, el sanador (Juan
9:39); Jesús, la puerta para ser salvos (Juan 10:9); Jesús, el buen pastor
(Juan 10:14); Jesús, la resurrección y la vida (Juan 11:25); Jesús, el camino
para llegar al Padre (Juan 14:6); Jesús, la vid verdadera (Juan 15:1).
En este capítulo el
Señor habla a sus discípulos y por ende a nosotros también, sobre la obra que
hará el Espíritu Santo en cada uno. Él será el Consolador quien nos guiará a
toda verdad y anunciará las cosas que han de venir. Glorificará a Jesús porque tomará de lo de Él
y nos lo dará a conocer (vv. 5-16 en la lectura).
El Señor ya ha cumplido
su obra y se despide de los suyos; sin
embargo, ellos no entienden aun mucho lo
que les dice: “¿Se están preguntando qué quise decir cuando dije: “Dentro de
poco ya no me verán”, y un poco después volverán a verme”? Ciertamente les aseguro que ustedes llorarán
de dolor, mientras que el mundo se alegrará. Se pondrán tristes, pero su tristeza
se convertirá en alegría” (vv. 19-20).
Esto hablaba el Señor acerca de su muerte y de su resurrección. El mundo se alegrará, porque si no fuera por
su pasión y muerte redentora, estaríamos perdidos en la oscuridad. ¡Gracias al Señor Jesús por lo que hizo por
nosotros!
Ahora bien; por más que
tengamos al Señor en nuestra vida mientras estemos aquí en este mundo,
pasaremos angustias, tristezas, desolaciones. Toda clase de aflicción nos
tocará; pero si creemos en el Señor y le creemos al mensaje que nos dejó,
tendremos paz; la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento y venceremos porque
nuestro Redentor ya venció. ¡Gloria a
Dios!
Amado Señor Jesús:
muchas gracias te damos por todo lo que hiciste para nuestro bien y todo lo que
eres para nosotros. Gracias también por el bendito Espíritu Santo que nos
dejaste para tener en Él el consuelo de abrazarte a ti y comunicarnos con el
Padre Celestial. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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