lunes, 10 de marzo de 2014

Aprender a delegar




Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.  
 Éxodo 18:21.


Lectura: Éxodo 18:1-27.  Versículo del día: Éxodo 18:21.

MEDITACIÓN DIARIA

La lectura nos relata la visita de Jetro sacerdote de Madian y suegro de Moisés, quien fue al desierto a visitarlo.  Después de enterarse por el mismo Moisés de las maravillas que Dios había hecho para librar a los israelitas del yugo de los egipcios, alabó también al Señor y le presentó un holocausto con otros sacrificios (vv. 1-12).  Al día siguiente observó cómo los del pueblo iban a consultarle a Moisés sus problemas y cuánto desgaste había no solamente para los que se acercaban, sino también para Moisés quién actuaba como juez. Se preocupa por ello, y le dice: “Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios te ayude. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen.  A ellos los debes instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir” (vv. 19-20). En una palabra, le enseña a delegar.
Qué importante es tener en cuenta esta lección.  Muchas personas no encargan a nadie quizá como en el caso de Moisés, porque no saben hacerlo; y otras porque simplemente lo quieren abarcar todo, o consideran que si lo hacen, la tarea no quedará como es su objetivo. Se creen autosuficientes y es un error craso. Moisés atendió lo sugerido y alivió su carga (vv. 24-26).
En cualquier trabajo es necesario aprender a delegar. ‘Todos necesitamos de todos’; y aquí se cumple esta frase. Miremos que en el consejo está antes de delegar, el instruir. Esto es enseñar claramente la labor a desarrollar.  Igualmente no se queda por fuera la conducta que deben seguir junto con las obligaciones para cumplir. En una palabra: ser testimonio fiel.  El maestro hace al discípulo y éste a su vez, aprende de él y persigue su modelo. 
El Señor Jesucristo nos dejó el más claro ejemplo al escoger a doce hombres, instruirlos y después delegarlos para llevar su mensaje de salvación. Delegar no solamente nos servirá en la esfera cristiana; también es aplicable a cualquier trabajo que nos ocupe.  Si nos cuesta hacerlo, pidámosle ayuda al Espíritu Santo que Él nos guiará a realizarlo correctamente.

Amado Señor: Gracias porque tu Palabra es integral y a través de ella, nos enseñas los comportamientos a seguir para hacernos más fácil el diario vivir. Gracias por enseñarnos a delegar y a no pensar que somos los únicos que podemos desarrollar determinada labor.  En el campo espiritual, permite que seamos verdaderos multiplicadores de tu Palabra y tu reino se extienda a través de los encomendados.

Un abrazo y bendiciones.

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