Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas.Éxodo 18:21.
Lectura: Éxodo
18:1-27. Versículo del día: Éxodo 18:21.
MEDITACIÓN DIARIA
La lectura nos relata
la visita de Jetro sacerdote de Madian y suegro de Moisés, quien fue al
desierto a visitarlo. Después de
enterarse por el mismo Moisés de las maravillas que Dios había hecho para
librar a los israelitas del yugo de los egipcios, alabó también al Señor y le
presentó un holocausto con otros sacrificios (vv. 1-12). Al día siguiente observó cómo los del pueblo
iban a consultarle a Moisés sus problemas y cuánto desgaste había no solamente
para los que se acercaban, sino también para Moisés quién actuaba como juez. Se
preocupa por ello, y le dice: “Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios
te ayude. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas
que ellos tienen. A ellos los debes
instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la
conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir” (vv. 19-20). En
una palabra, le enseña a delegar.
Qué importante es tener
en cuenta esta lección. Muchas personas
no encargan a nadie quizá como en el caso de Moisés, porque no saben hacerlo; y
otras porque simplemente lo quieren abarcar todo, o consideran que si lo hacen,
la tarea no quedará como es su objetivo. Se creen autosuficientes y es un error
craso. Moisés atendió lo sugerido y alivió su carga (vv. 24-26).
En cualquier trabajo es
necesario aprender a delegar. ‘Todos necesitamos de todos’; y aquí se cumple esta
frase. Miremos que en el consejo está antes de delegar, el instruir. Esto es
enseñar claramente la labor a desarrollar. Igualmente no se queda por fuera la conducta
que deben seguir junto con las obligaciones para cumplir. En una palabra: ser
testimonio fiel. El maestro hace al
discípulo y éste a su vez, aprende de él y persigue su modelo.
El Señor Jesucristo nos
dejó el más claro ejemplo al escoger a doce hombres, instruirlos y después
delegarlos para llevar su mensaje de salvación. Delegar no solamente nos
servirá en la esfera cristiana; también es aplicable a cualquier trabajo que
nos ocupe. Si nos cuesta hacerlo, pidámosle
ayuda al Espíritu Santo que Él nos guiará a realizarlo correctamente.
Amado Señor: Gracias
porque tu Palabra es integral y a través de ella, nos enseñas los
comportamientos a seguir para hacernos más fácil el diario vivir. Gracias por
enseñarnos a delegar y a no pensar que somos los únicos que podemos desarrollar
determinada labor. En el campo
espiritual, permite que seamos verdaderos multiplicadores de tu Palabra y tu
reino se extienda a través de los encomendados.
Un abrazo y bendiciones.
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