viernes, 28 de febrero de 2014

El ayuno escogido por Dios




El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?  ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?
Isaías 58:6-7.


Lectura: Isaías 58:1-11.  Versículos del día: Isaías 58:6-7.

MEDITACIÓN DIARIA

Aquí el Señor le está hablando a su pueblo Israel, pero se puede aplicar también ahora, para los de su iglesia. Con frecuencia se escuchan quejas y lamentos porque el Señor no contesta las peticiones y miremos lo que el Señor dice: “Porque día tras día me buscan, y desean conocer mis caminos, como si fueran una nación que practicara la justicia, como si no hubieran abandonado mis mandamientos. Me piden decisiones justas, y desean acercarse a mí, y hasta me reclaman: ¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta? ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?” (vv. 2-3). Exactamente actuamos. 
Para Dios es mucho más importante nuestro propio testimonio que estar delante de Él dándonos golpes de pecho pero con un corazón prepotente, orgulloso e injusto. Las iglesias están llenas de personas que supuestamente han conocido al Señor Jesucristo, pero infortunadamente la decisión se ha tomado vagamente y simplemente se cambió el ir a la iglesia tradicional por ir a una cristiana. Mientras no haya una conversión sincera que demuestre con frutos positivos un testimonio vivo, no podemos pedir nada a cambio. Podemos estar todos los días en la iglesia; sin embargo, el amor, el perdón o la reconciliación no se ven por ningún lado. Entonces, ¿dónde está nuestra fe? ¿Quién mora en verdad en el centro de nuestro corazón? ¿Nuestro ego, nuestro dedo acusador, el yugo de opresión o la lengua maliciosa?(v. 9b).
El Señor nos exhorta a dejar a un lado todo esto que nos ata y no nos permite avanzar, para luego sí, ver sus respuestas en nuestras vidas: “Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: ‘¡Aquí estoy!’”; “entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche” (v. 9a y 10b). Busquemos el ayuno escogido por Dios.

Amado Señor: Perdónanos porque no somos auténticos en tu caminar. Enséñanos a ver que para ti son más importante el amor y la misericordia que los sacrificios que hagamos. Queremos presentarnos ante ti, con un corazón sincero y transparente.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: