jueves, 27 de febrero de 2014

Esparciendo la pequeña semilla




—¿A qué se parece el reino de Dios? —continuó Jesús—. ¿Con qué voy a compararlo?  Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerto. Creció hasta convertirse en un árbol, y las aves anidaron en sus ramas 
Lucas 11:18-19.


Lectura: Lucas 11:18-21.  Versículos del día: Lucas 11:18-19

MEDITACIÓN DIARIA

El grano de mostaza es demasiado pequeño; al sembrarlo, su planta se vuelve un gran árbol con hojas fuertes y grandes que sirven de sombra a los que se resguardan en ella. Así es la iglesia del Señor. El crecimiento en la iglesia cristiana se va desarrollando igual que la semilla de mostaza que empieza minúscula, para ir poco a poco levantándose hasta acoger bajo sus  ramas a las aves que hicieron allí sus nidos.  La iglesia es la esposa del Señor (Efesios 5:25-27) y está lista para albergar a todo el que quiera refugiarse en ella; al final, preparada como novia hermosamente vestida para su prometido (Apocalipsis 21:2),  resplandecerá con la gloria de Dios (Apocalipsis 21:11).
 El Señor instruyó a doce que muy pronto después de su ascensión al cielo se convirtieron en miles (Hechos 2:41).  Más tarde el apóstol Pablo llevó el mensaje hasta quedar tranquilo sobre su obra: “Éste es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor” (Colosenses 1:23).  El reino de los cielos se irá expandiendo y al final toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor (Filipenses 2:10-11).
Lo que nos concierne es reflexionar y preguntarnos ¿hasta dónde estamos sembrando esa semilla para que siga extendiéndose el reino de los cielos?

Amado Señor: Nosotros somos aquí los llamados a cultivar la semilla de mostaza. Te pedimos denuedo para esparcirla por donde quiera que vayamos y así contribuir a la grandeza de tu reino celestial.

Un abrazo y bendiciones.  

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