La gente estaba sumamente asombrada, y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos.Marcos 7:37.
Lectura: Marcos
7:24-37. Versículo del día: Marcos 7:37.
MEDITACIÓN DIARIA
“Todo lo hace bien”. Solo el Señor tiene la capacidad de hacer
todo bien. Nosotros quizá hagamos
algunas cosas bien pero otras no nos saldrán tan bien como deseamos. Por ejemplo: unas personas son idóneas en sus
pinturas, otras en diseño, otras en música, etc., etc.; pero no encontraremos
una que todo lo haga y lo haga bien. Claro que si buscamos la excelencia,
trataremos de llegar a hacer lo que emprendamos de la mejor manera. De hecho
esa es nuestra obligación. Pero siendo honestos, nunca llegaremos a la
perfección total; ese “todo” absolutamente “todo” no cabe porque ese campo solo
le corresponde al Señor. Él si sabe
hacer “todo” perfecto y nada que le pidamos para nuestro bienestar, lo hará
mal.
Lo que sucede es que no
todas nuestras peticiones serán contestadas: Dios puede decir no; más tarde, o
ya. No podemos creer que cuando nos dice
‘no’ es porque no le interesamos o porque por capricho no nos va a conceder ese
ruego; es porque en sus planes hay algo mejor y sabe que eso no nos
conviene. Muy seguramente con el tiempo,
caeremos en cuenta del porqué de su negación.
Otras veces nos dice: ‘espera’ y no sabemos esperar. Entonces por nuestro propio afán nos estamos
perdiendo la bendición. Cuando nos dice ‘sí’
e inmediatamente tenemos la respuesta, nos desbordamos de alegría y salimos a
pregonarlo, así como lo hizo el sordomudo (v. 36).
En mi concepto también deberíamos
aprender a pregonar tanto lo respondido como lo que no ha sido contestado; al
fin y al cabo Él es soberano y no por eso podemos quitarle o menguarle su
gloria y poder.
Aprendamos dos cosas de
este devocional: una, a buscar la excelencia en lo que hagamos y la segunda a
ser agradecidos con el Señor en toda ocasión: “den gracias a Dios en toda
situación” (1 Tesalonicenses 5:18).
Amado Señor: Muchas
gracias por enseñarnos tu Palabra y entender que debemos buscar la excelencia
pero no la perfección porque como humanos somos imperfectos. Gracias también
por aprender a acatar tus designios y saber que deseas lo mejor para nuestras
vidas. ¡Te amos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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