viernes, 7 de febrero de 2014

Hay que aprender a servir



Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.  
 Marcos 8:35.


Lectura: Marcos 8: 14-41.  Versículo del día: Marcos 8:35.

MEDITACIÓN DIARIA

Quizá te has dado cuenta de tus cualidades y talentos y has surgido a raíz de los mismos.  O tal vez eres el primero de la clase y tus profesores te tienen en alto.  ¡Muy bien por esos logros!  Lo importante es que no se te olvide quien te los regaló; quien te ha dado la oportunidad de surgir en la vida y el ego se te suba y llegues a creer lo que Satanás te meta en la cabeza.  Recordemos que eso fue lo que hizo con Adán y Eva, engañándolos y haciéndoles creer que si comían del fruto prohibido serían como Dios.  Muy seguramente no te creerás como Dios pero sí lo pondrás por debajo de ti mismo y de tus resultados alcanzados.  El hombre se prueba ante las alabanzas recibidas (Proverbios 27:21).  Dice también la Biblia: “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación”  (Romanos 12:3).  Estos versículos nos ayudan a poner los píes sobre la tierra.
Pero miremos el versículo del día y aprendamos lo que nos dice; en el reino de Dios, las cosas se miden por otros lados.  Jesús sabiendo lo que sus discípulos discutían, muy pausadamente les hizo sentarse y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos”; y como si fuera poco  hay una condición: tienes que ser “servidor de todos”  y esto es lo que difícilmente hemos aprendido dentro del cristianismo. El don del servicio debería ser uno de los más buscados dentro de la feligresía, pero se nos ha olvidado la importancia que tiene para el Señor el servir a los demás.  Tal vez, pienses que en tu iglesia hay un ministerio exclusivo de servicio para el necesitado y con eso te basta.  Sin embargo Dios está buscando siervos que pueda transformar en amigos, y esto porque la verdadera amistad exige mucho servicio: eso hace la diferencia entre amigo y conocido.  Teresa de Calcuta repetía la siguiente frase: ‘Quien no vive para servir no sirve para vivir’. Partamos del hecho de que todos necesitamos de todos; no somos ‘Llaneros solitarios’  somos parte de una sociedad en la que tenemos tanto derechos como deberes y el servicio es uno de ellos. Infortunadamente nos hemos acostumbrados a: ‘primero yo, segundo yo y tercero también’.  Dios quiere que pongamos en práctica el servicio y si nos decimos cristianos, empecemos a demostrarlo para que los demás vean que somos diferentes.  Así seremos los primeros ante Dios.

Amado Señor: Queremos servir como es tu voluntad que lo hagamos.  Perdónanos porque hemos sido renuentes a practicar el don de servicio. Te pedimos que pongas en nuestros corazones el hacerlo con agrado, entendiendo que al servir al prójimo lo estamos haciendo ante todo contigo.  Gracias Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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