He jurado por mí mismo, con integridad he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, y por mí jurará toda lengua.Isaías 45:23.
Lectura: Isaías
45:10-25. Versículo del día: Isaías
45:23.
No solamente nos lo dice el profeta Isaías; nos
lo vuelve a recordar el apóstol Pablo muchos años después en Romanos 14:11: “ Está escrito: «Tan cierto como que yo vivo —dice el
Señor—, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios»”;
y en Filipenses 2:9-11hablando del Señor Jesús, leemos lo siguiente: “Por eso
Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó
el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble
toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
Guste o no guste, Jesucristo no es un ‘señor’
más, es el Señor por excelencia; dueño y amo de todo lo existente y nadie le
puede arrebatar lo que es suyo. Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Esto
que dice la Biblia no es una mentira, es una realidad donde toda persona sea ya
cristiana o no, se denomine como ateo, o indiferente, judío, musulmán, o
budista se inclinará ante el nombre de Jesús. Muchos lo harán por convicción y
creo que otros porque los cogerá con extrañeza, miedo y terror. Pero todos, todos, absolutamente a todos les
llegará el momento de confrontarse con Dios y reconocer que Él es el único
digno de recibir toda honra, gloria y honor.
Nos lo confirma Apocalipsis cuando el ángel preguntaba a gran voz, ¿quién
era digno de romper los sellos y abrir el libro? No había nadie digno de
hacerlo y Juan lloraba por ello: “Uno de los ancianos me dijo:
¡Deja de llorar, que ya el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha
vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos»” (Apocalipsis 5:5). Por eso más adelante nos reafirma que
con su sangre compró para Dios gente de
toda raza, lengua, pueblo y nación y ante Él se doblará toda rodilla tanto en
el cielo, como en la tierra y debajo de la tierra (Apocalipsis 5:11-14).
Dios espera que tú decidas hoy reconocer que
Jesús es el Señor. Lo quieras o no, tendrás que bajar la cabeza y tu rodilla se
doblará ante el nombre del Señor. Por eso, te aconsejo que lo mejor es hacerlo
ahora y no cuando ya no tengas la oportunidad de salvarte. Estamos en el periodo de la gracia, del
regalo, del don que Dios nos dio a través de Jesucristo; acéptalo a Él y
tendrás vida eterna a su lado.
Amado Señor: Te damos gracias porque nos
permitiste conocerte y como escogidos tuyos, estar delante de ti aquí en la
tierra y luego en el cielo alabando y honrando tu Nombre, dándote toda la
gloria y poder por los siglos de los siglos.
Un abrazo y bendiciones.
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