Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.Marcos 11:23.
Lectura: Marcos
11:12-25. Versículo del día: Marcos
11:25.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor Jesús nos deja
el ejemplo básico de orar. Él se mantuvo
en constante comunicación con el Padre y le buscaba con ahínco. Sus discípulos lo aprendieron de Él
directamente; les enseñó cómo debían hacerlo y con su ejemplo los motivó. Más tarde en Pentecostés ellos oraron, fueron
llenos del Espíritu Santo y se les unieron como tres mil personas. Esta oración se constituyó en el inicio de la
iglesia de Cristo. En la Biblia encontramos
innumerables actos de fe, seguidos de la oración: David oró para pelear contra
Goliat y lo derrotó; Elías oró para que lloviera y llovió; Daniel pidió al
Señor cerrar la boca de los leones y así fue. El apóstol Pablo oró y el evangelio
se propagó. Nosotros no somos la excepción.
El Señor nos insta a hacerlo: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán;
llamen, y se les abrirá. Porque todo el
que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.” (Mateo
7:7-8). Excepto
Si somos cristianos y
oramos con fe, creyendo que recibiremos lo que estamos pidiendo, Dios también
escuchará. Creo que la oración sin fe de
nada sirve. La fe es el combustible que
nos mueve diariamente. La fe nos
permitirá ver lo que no es, como si fuera.
Es la promesa de Dios hecha realidad,
No debemos confundirla con la esperanza.
Tal vez nuestro error se basa en que oramos más esperanzados que con
fe. La fe, tiene que traspasar la
esperanza. Es dar el paso y cruzar el río.
Si nuestra oración no
ha sido contestada, revisemos nuestra vida. “Y cuando estén orando, si tienen
algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo
les perdone a ustedes sus pecados” (v. 25). Quizá hay algún pecado que no hemos
confesado o algún resentimiento que nos tiene atados. O no sabemos pedir (Santiago 4:2-3).
Amado Padre celestial:
Gracias por ser tus hijos. Gracias
porque lo que nos tienes preparado son planes de bienestar y no de
calamidad. Enséñanos a comprender esta
verdad y a entender que todo lo que tienes para nosotros en bueno porque está
unido a tu santa voluntad. Te pedimos fe
siquiera como un grano de mostaza para tener la dicha de ver realizadas
nuestras peticiones y que no se queden simplemente en la esperanza de
obtenerlas. Gracias buen Señor.
Un abrazo y
bendiciones.
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