lunes, 24 de febrero de 2014

¿Quién es mi prójimo?



Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.
 Lucas 10:27.


Lectura: Lucas 10:25-37.  Versículo del día: Lucas 10:27.


MEDITACIÓN DIARIA


Un experto en la ley para probar al Señor le interroga  qué es lo que tiene que hacer para heredar la vida eterna; y como este hombre era intérprete de la ley, el Señor le responde con otro cuestionamiento, para que él mismo se conteste de acuerdo a lo que ha aprendido (vv. 25 y 26).  Su respuesta fue exacta: “Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás” (v. 27).  Sin embargo, el experto para justificarse, le pregunta quién es su prójimo. 
Muy buena pregunta para nosotros también: ¿Quién es mi prójimo?  En Wikipedia, la enciclopedia libre, encontré que prójimo está etimológicamente relacionado con próximo y puede utilizarse como sinónimo de semejante, cercano o vecino. Entonces, prójimo son todas aquellas personas que tenemos más cerca.
Reflexionando sobre el asunto, les comparto lo aprendido: Quizá nunca nos habíamos detenido a pensar que los más próximos, cercanos o allegados, son nuestra propia familia. Tenemos que empezar a practicar el amor por casa. Ellos son los principales que necesitan nuestra ayuda. ¿Cómo vamos a salir a buscar a la calle a nuestro prójimo si no hemos aprendido primero a servir a los nuestros? Toda buena acción debe de empezar sin restricción alguna por casa.  Hay que voltear los ojos y mirar a los miembros de nuestra familia. Indaguemos sobre sus áreas espiritual, física, emocional y material, y ofrezcámosle a cada uno la ayuda necesaria. Tal vez, la comunicación es poca y ni siquiera existe un nivel de aproximación cariñosa, lo cual no nos permite llegar hasta ellos y muy seguramente tendrán conflictos de diferente índole.
Esto teniendo en cuenta exclusivamente a los del núcleo familiar; al más próximo entorno. Sin embargo tenemos padres, hermanos, primos, sobrinos, cuñados, etc. que también son nuestros cercanos o allegados. Existen familias donde  unos están en la opulencia, mientras sus mismos hermanos de carne andan en la inopia por allá en el fondo y los primeros ni se dan por aludidos. ¿Es esto amor al prójimo? De ninguna manera.
Aprendamos a servir a nuestros próximos más cercanos, para luego sí ir en busca del vecino o del que está en la calle. Pongámoslo así: el que no sabe cuidar y amar a su propia familia, ¿cómo puede cuidar a los de afuera?

Amado Señor:  Enséñanos a entender en realidad quién es el prójimo más cercano e ir a llevar una voz de aliento, un abrazo, una sonrisa o un detalle que le demuestre que le amamos y que no está solo(a) en su problema. Gracias Señor por la lección aprendida hoy.

Un abrazo y bendiciones.

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