sábado, 1 de diciembre de 2012

Aclamar al Señor sin depender de circunstancias

¡Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra!  ¡Prorrumpan en alegres cánticos y salmos!  
 Salmo 98:4.

Lectura diaria: Salmo 98:1-9.  Versículo principal: Salmo 98:4.

REFLEXIÓN

Es prácticamente una orden: “Aclamen”.  Todos deberíamos honrar el Nombre del Señor y adorarle por su grandeza.  El solo hecho de ver el sol saliendo en el nuevo día, debería ser motivo de alabanza.  Pero no, de lo que menos nos acordamos especialmente en tiempos de adversidad es de darle gracias por esas tribulaciones y mucho menos de exaltarlo como Dios que es.  Al revés, nos cuestionamos y empezamos a preguntarle al Señor un sinfín de “por qués” sin tener en cuenta que Él es dueño absoluto y soberano de todo cuanto existe y de nuestras mismas vidas.
He aprendido que la alabanza tiene un poder innegable y por consiguiente lo más aconsejable es entre más adversidad, más alabanza.  Satanás no puede con este actuar y se retirará del camino, mientras el Señor se complace y goza de la alabanza de los suyos.  En mis primeros años de cristianismo me enseñaron que la “quejabanza” honra al enemigo y la alabanza a nuestro Dios.  
La Palabra nos dice dos cosas para tener presente: “Estén siempre alegres” y “den gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:16 y 18).  No es fácil poner estas dos órdenes en práctica.  Sin embargo, considero que podemos estar abatidos por fuera, pero por dentro, espiritualmente tener el gozo del Señor; y aunque no lo entendamos y le demos muchas vueltas, debemos aprender a dar gracias y no perder el gozo, cualquiera sea la situación en que nos encontremos, porque esto nos llevará a obtener la victoria.

Amado Dios: Te damos gracias así no entendamos  por las circunstancias adversas que vivimos.   Te pedimos que por medio de tu Santo Espíritu nos lleves a aclamarte y rendirte homenaje como el Dios Creador y Soberano que eres, sin escatimar la adoración que fluya de nuestros labios para decirte que eres el Rey y Señor de nuestras vidas y tienes todo el derecho de actuar de acuerdo a tu santa voluntad.

Un abrazo y bendiciones.

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