lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Feliz cumpleaños mi Buen Señor!



Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.  
 Lucas 2:14.


Mi buen Jesús: Hoy mi corazón rebosa de alegría al saber que se conmemora un año más de tu venida.  ¡Cuánto bien me has hecho!  No tengo palabras para expresarte mi agradecimiento.  Pero  no todo es regocijo; No puedo negar que este tiempo de regalos, de natillas y buñuelos, y de compartir los unos con los otros no me gusta.  Me gusta y muchísimo; es como si por arte de magia en diciembre se vieran más sonrisas, más caras alegres y los ojos brillar de ilusión y esto es motivo de satisfacción.   Pero no, mi Señor; la algarabía, el ruido de la pólvora, la risa de los niños, las cenas especiales todo es muy lindo pero opacan tu festividad.  En sí, el hombre se ha olvidado o ha hecho a un lado tu llegada.  No valora su inapreciable significado.  Ya no quiero escuchar más: “Felices fiestas”; quiero que me digan: “¡Feliz Navidad!”.
Pretendo hacer un alto Señor y meditar en tu nacimiento.  Razonar profundamente en tu amor inigualable al hacerte hombre para llegar a  entendernos y buscar ansiosamente nuestros corazones para fundirlos con el tuyo.  Si no hubieses venido, estaríamos completamente perdidos.  ¿A quién iríamos Señor?  ¿A quien recurriríamos en momentos de desolación y tristeza?  ¿En quién podríamos recostarnos y gemir?  O también, ¿a quién le contaríamos de los triunfos y alegrías?  ¡Solamente contigo he aprendido a reír y a llorar!  ¡Solamente tú tienes palabras de vida eterna!  ¡Tú eres el Salvador del mundo!  ¡Sólo tú, eres digno de adoración!  Tu cumpleaños es recordar el cumplimiento de la profecía y tener la certeza de tu pronto regreso también anunciado.  Es la esperanza de la gloria futura a tu lado por siempre.   ¡Por eso amo tu cumpleaños!
Señor: Tú eres la fuerza de mi vida, el motor que me conduce por verdes prados para que aprenda a descansar.  Tú eres la razón de mi existir y sin ti no tengo nada.  Todo lo que soy te lo debo a ti: Mi cuerpo, mi salud, mis deseos, mis anhelos te pertenecen porque ellos encierran mi vida, y mi vida misma está en tus manos. 
Hubiese querido ofrecerte hoy, muchas ovejitas que entraran a tu redil; perdóname por no haberlo logrado.  Por lo menos Señor, permite que con estas palabras que salen desde lo profundo de mi corazón, los que leen este devocional comprendan en verdad lo que significó tu nacimiento.

¡Feliz cumpleaños mi buen Jesús!

Bendiciones para todos y Feliz Navidad.

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