viernes, 28 de diciembre de 2012

De los niños es el reino de los cielos



Se oye un grito en Ramá, llanto y gran lamentación; es Raquel, que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen! 
Mateo 2:18.


Lectura diaria: Mateo 2:13-18.  Versículo principal: Mateo 2:18.

REFLEXIÓN

¡Los niños!  Satanás siempre busca acabar con ellos y cualquier excusa para él es válida.  Cuando el Señor nació, no le interesaba que Jesús viniese a cumplir su misión salvadora y tomó el corazón de Herodes para querer matarlo a como fuera lugar.  No pudo con su cometido, pero logró exterminar a una buena cantidad de menores de dos añitos.  ¡Qué horror! 
Desde tiempos antiguos Satanás demuestra su fobia hacia los pequeños.  Ahora no entendemos el porqué de tanta matanza en niños menores de edad y le echamos culpas, a la bala perdida, al descuido de padres, a la guerra en que se vive, etc., pero la verdad es que detrás de todo esto, se encuentra el príncipe de este mundo: Satanás.  ¡Él qué va a estar interesado en que los niños crezcan y puedan llegar a ser útiles a la sociedad!   De ninguna manera. Su meta es acabarlos o utilizarlos para llenarse de orgullo y prepotencia como desde su caída.  Por eso, siempre su blanco serán primordialmente los niños.  Los niños son los primeros en sufrir las consecuencias de un matrimonio destruido; son los protagonistas de ritos diabólicos; y son por ende, la presa fácil de personas llenas de maldad y sin escrúpulos que abusan de ellos.
El Señor dijo que de los niños es el reino de los cielos precisamente por su inocencia y debilidad, pero el hombre perverso dejándose arrastrar por los deseos de la carne y escuchando más la voz del enemigo que la de Dios, quiere acabarlos por completo.
Hay que cuidar a nuestros niños y en los hogares cristianos se debe levantar un frente de guerra espiritual para salvaguardarlos de las armas mortíferas que los acechan.  Hay que inculcar en ellos, el amor y temor de Dios; hay que hablarles con dulzura pero con la verdad siempre; no abandonarlos ni dejarlos a la deriva con la primera persona encontrada en el camino como por ejemplo la empleada o la nana.  Nadie sabe las costumbres y lo que pueda haber en el corazón de ellas y después echarse a lamentar.
Que nuestra oración hoy sea por todos los niños del mundo, especialmente por los nuestros y que cuando veamos a un niño desvalido en la calle, nos acordemos de las palabras del Señor: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos” (Lucas 18:16).  “El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mí” (Marcos 9:37); “Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños… les aseguro que no perderá su recompensa” (Mateo 10:42).

Amado Dios: Queremos poner delante de ti a todos nuestros niños para que ellos sientan tu protección y amor.  Permítenos ser lo suficientemente comprometidos de su crecimiento sano y responsable, sabiendo el valor tan grande que tienen ellos para ti y que entendamos que la responsabilidad mayor recae en los padres.  Enséñanos a cuidarlos y respetarlos como lo merecen.  
Un abrazo y bendiciones.

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