Dios habló y dio a conocer todos estos mandamientos: Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo. No tengas otros dioses delante de mi.Éxodo 20:1-3.
Lectura diaria: Éxodo
20:1-17. Versículos principales: Éxodo
20:1-3.
REFLEXIÓN
Este pasaje nos habla de los “Diez
Mandamientos” dados directamente por
Dios: “Dios habló y dio a conocer todos estos mandamientos”. Dios, creador del hombre y del universo entero,
escoge a un pueblo para que sea su propiedad; de igual modo, en este tiempo nos busca y escoge haciéndonos saber lo que
espera de cada uno de nosotros.
Tal vez la posición sea: “no le
hago mal a nadie y no necesito de Dios”; “mi dios, es mi propia conciencia”. O quizá se crea que no se tiene un “dios” en la
vida; pero, cuando nuestros ojos se posan exclusivamente en una persona, animal
o cosa, se convierte en el “dios” que tanto se desprecia.
Se puede pensar que no
necesitamos de Dios y que no tenemos nada que nos esclavice, ¡cuán equivocados
estamos! Cada uno de los que hemos
recibido al Señor Jesús en nuestra vida, hemos sido liberados de algún “Egipto”
que teníamos muy arraigado. El solo
hecho de reconocer a Jesús como Dios, Señor y Salvador, ya nos libra de las
garras del infierno.
La pregunta es para todos por
igual: ¿Quién es tu Dios? ¿El dios carro, dios novia(o), esposo(a), hijo(a)
o el dios trabajo? O ¿Tu mismo te
consideras tu dios? He conocido personas
que viven solas e inclusive con más miembros familiares pero posan su adoración
en un perro por ejemplo. Todo lo que nos
desvíe la mirada hacia el Dios eterno, se convierte en idolatría y está fuera
de las reglas mandadas por nuestro Dios. “No te hagas ningún
ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con
lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la
tierra. No te inclines delante de
ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios,
soy un Dios celoso” (vv. 4-5).
Si en verdad
nuestro Dios, es el eje de nuestra vida, tributémosle toda la adoración, gloria
y honra que merece, por ser quien es.
Padre:
permite que te conozcamos como el único Dios verdadero, creador de cielos y
tierra. Enséñanos a conocer a tu Hijo
Jesús, a quien enviaste al mundo para darnos completa libertad y poder aprender
a través de tu Palabra que eres el Dios maravilloso y misericordioso que posa
sus ojos en la humanidad, aun sin que ésta lo merezca.
Un abrazo y
bendiciones.
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