lunes, 17 de diciembre de 2012

¿Quién es tu Dios?



Dios habló y dio a conocer todos estos mandamientos: Yo soy el Señor tu Dios.  Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo.  No tengas otros dioses delante de mi.  
 Éxodo 20:1-3.


Lectura diaria: Éxodo 20:1-17.  Versículos principales: Éxodo 20:1-3.

REFLEXIÓN

Este pasaje nos habla de los “Diez Mandamientos”  dados directamente por Dios: “Dios habló y dio a conocer todos estos mandamientos”.  Dios, creador del hombre y del universo entero, escoge a un pueblo para que sea su propiedad; de igual modo, en este tiempo  nos busca y escoge haciéndonos saber lo que espera de cada uno de nosotros. 
Tal vez la posición sea: “no le hago mal a nadie y no necesito de Dios”; “mi dios, es mi propia conciencia”.  O quizá se crea que no se tiene un “dios” en la vida; pero, cuando nuestros ojos se posan exclusivamente en una persona, animal o cosa, se convierte en el “dios” que tanto se desprecia.  
Se puede pensar que no necesitamos de Dios y que no tenemos nada que nos esclavice, ¡cuán equivocados estamos!  Cada uno de los que hemos recibido al Señor Jesús en nuestra vida, hemos sido liberados de algún “Egipto” que teníamos muy arraigado.  El solo hecho de reconocer a Jesús como Dios, Señor y Salvador, ya nos libra de las garras del infierno. 
La pregunta es para todos por igual: ¿Quién es tu Dios?   ¿El dios carro, dios novia(o), esposo(a), hijo(a) o el dios trabajo?  O ¿Tu mismo te consideras tu dios?  He conocido personas que viven solas e inclusive con más miembros familiares pero posan su adoración en un perro por ejemplo.  Todo lo que nos desvíe la mirada hacia el Dios eterno, se convierte en idolatría y está fuera de las reglas mandadas por nuestro Dios. “No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra.  No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso” (vv. 4-5).
Si en verdad nuestro Dios, es el eje de nuestra vida, tributémosle toda la adoración, gloria y honra que merece, por ser quien es.

Padre: permite que te conozcamos como el único Dios verdadero, creador de cielos y tierra.  Enséñanos a conocer a tu Hijo Jesús, a quien enviaste al mundo para darnos completa libertad y poder aprender a través de tu Palabra que eres el Dios maravilloso y misericordioso que posa sus ojos en la humanidad, aun sin que ésta lo merezca.

Un abrazo y bendiciones.

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