Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos.Salmo 103:13.
Lectura diaria: Salmo
103:1-22. Versículo principal: Salmo
103:13.
REFLEXIÓN
Tenemos al mejor Papito del
mundo. Al que podemos acercarnos
confiadamente, seguros de no ser rechazados. Al que es “clemente y compasivo, lento para la
ira y grande en amor” (v. 8). Nuestro
Dios, está velando continuamente por sus hijos; nada se le escapa de sus manos;
desde cuando lo recibimos, cuando le entregamos nuestra vida en los primeros
albores de nuestra de relación con Él; desde cuando ese primer amor hizo mella
en Dios Padre y el cual tiene muy presente: “Recuerdo el amor de tu juventud,
tu cariño de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no
cultivadas” (Jeremías 2:2). Sin embargo
se nos va olvidando poco a poco la intensidad de su amor y creemos que el Señor
actúa como humano. No nos acercamos
porque creemos que está alejado y lo nuestro ya poco le importa. No alcanzamos a dimensionar la magnitud de su
gran amor. “Tan grande es su amor por
los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras
transgresiones como lejos del oriente está el occidente” (vv. 11-12). ¡Qué satisfacción y paz nos da, el entender
que es completamente santo y misericordioso!
Él sabe ofrecer a sus hijos lo que le piden, siempre y cuando sea lo
mejor para ellos. “Su justicia está con
los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus
preceptos para ponerlos por obra” (vv 17b y 18 en la lectura).
¡Cuan bueno eres Señor! No solamente nos tienes en cuenta como
generación, sino que también tienes presente a los que nos siguen. Todo nuestro ser alaba tu Santo Nombre. ¡Eres el mejor Papito del mundo! ¡El Inconfundible, el Inmutable! Por eso Señor mi alma te alaba sin olvidar
ninguno de tus beneficios.
Un abrazo y bendiciones,
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