lunes, 3 de diciembre de 2012

Mi buen Padre





Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos.  
 Salmo 103:13.


Lectura diaria: Salmo 103:1-22.  Versículo principal: Salmo 103:13.

REFLEXIÓN

Tenemos al mejor Papito del mundo.  Al que podemos acercarnos confiadamente, seguros de no ser rechazados.  Al que es “clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor” (v. 8).  Nuestro Dios, está velando continuamente por sus hijos; nada se le escapa de sus manos; desde cuando lo recibimos, cuando le entregamos nuestra vida en los primeros albores de nuestra de relación con Él; desde cuando ese primer amor hizo mella en Dios Padre y el cual tiene muy presente: “Recuerdo el amor de tu juventud, tu cariño de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas” (Jeremías 2:2).  Sin embargo se nos va olvidando poco a poco la intensidad de su amor y creemos que el Señor actúa como humano.  No nos acercamos porque creemos que está alejado y lo nuestro ya poco le importa.  No alcanzamos a dimensionar la magnitud de su gran amor.  “Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra.  Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente” (vv. 11-12).  ¡Qué satisfacción y paz nos da, el entender que es completamente santo y misericordioso!  Él sabe ofrecer a sus hijos lo que le piden, siempre y cuando sea lo mejor para ellos.  “Su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra” (vv 17b y 18 en la lectura). 

¡Cuan bueno eres Señor!  No solamente nos tienes en cuenta como generación, sino que también tienes presente a los que nos siguen.  Todo nuestro ser alaba tu Santo Nombre.  ¡Eres el mejor Papito del mundo!  ¡El Inconfundible, el Inmutable!   Por eso Señor mi alma te alaba sin olvidar ninguno de tus beneficios.

Un abrazo y bendiciones,

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