No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.Romanos 12:17.
Lectura diaria: Romanos
12:17-21. Versículo principal: Romanos
12:17.
REFLEXIÓN
No es fácil cuando nos hacen daño
pagar bien por mal; pero esto es lo que espera Dios que hagamos en esas
ocasiones. La Biblia nos manda: “Amen a
sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen,
oren por quienes los maltratan”; “¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes
los aman?” (Lucas 6:27-28 y 32).
De otro lado, cuando alguien nos
hace mal, es esa misma persona si sigue guardando ira y odio por nosotros, la
que se está perjudicando más. Lo que nos
corresponde es orar y dejar la situación en manos del Señor: “No tomen
venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en manos de Dios, porque está
escrito: ‘Mía es la venganza, yo pagaré’, dice el Señor” (v. 19 en la lectura).
Si guardamos rencor y
resentimiento, estamos obrando de la misma manera que le estamos criticando;
aparte de eso, abrimos el campo para sembrar raíces de amargura que dejarán
profundas huellas en nuestro corazón. Al
contrario, si en alguna ocasión tenemos la oportunidad de tenderle la mano, nos
corresponde hacerlo: “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed,
dale de beber. Actuando así, harás que
se avergüence de su conducta’” (v. 20).
En José, el hijo de Jacob tenemos
un ejemplo claro de humildad y perdón: ante el hambre desatado en la región,
ellos fueron por comida a Egipto y José que tenía un alto cargo, en ningún
momento les increpó; al contrario, se la brindó sin aceptar dinero alguno y
ordenando que les dieran provisiones para el camino (Génesis 42:25).
Muy seguramente, nos cuesta tanto
pedir perdón como perdonar; pero recordemos que el Señor Jesucristo pronuncia en su agonía,
palabras de perdón a sus agresores: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen” (Lucas 23:34). Si esto lo hizo el
mismo Señor y Dios, ¿Quiénes somos o nos creemos nosotros para no perdonar y
pensar en vengarnos? Hay que aprender a
no echar más leña al fuego; a vivir en paz con todos, en cuanto nos sea posible
(v. 18); no dejándonos vencer por el mal, sino venciendo el mal con el bien (v.
21 en la lectura). Nos corresponde
entonces, bendecir porque para esto fuimos llamados, para heredar una bendición
(1 Pedro 3:9).
Amado Señor: Te pedimos que nos
des la capacidad de perdonar y no buscar vengarnos de quienes nos han
maltratado o humillado. Enséñanos a ser
como Tú, devolviendo amor donde existe odio y rencor para que el mundo sepa
que somos diferentes y tu Nombre sea exaltado.
Un abrazo y bendiciones.
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