domingo, 16 de diciembre de 2012

El anuncio es para todos



¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios!  El Señor está contigo.  
 Lucas 1:28.


Lectura diaria: Lucas 1:26-45.  Versículo de estudio: Lucas 1:28.

REFLEXIÓN

Desde que comprendí lo que había hecho la bendita virgen María en el momento de la Anunciación, la he admirado más como mujer.  Mujer que nos deja un ejemplo de valentía, humildad y disposición para acatar las decisiones del Dios Todopoderoso.
 Y es que el anuncio nos llega a todos.  En el momento en que escuchamos palabras como: “Dios te ama, y tiene planes maravillosos para ti”, o “Dios está a la puerta de tu vida, llamando para que le dejes seguir”, es porque llegó el tiempo de tu anuncio.  Anuncio que cada uno decide si lo acepta o no.  Muchas veces se piensa más en convicciones o tradiciones familiares que da miedo romper, que en el mismo anuncio del Señor Jesucristo de querer entrar en nuestras vidas y acceder a este compromiso.
Me impresiona el carácter de María; en ningún momento titubeó ni se puso a pensar en las consecuencias que su decisión le traería. Hasta su prima Elisabet, le alabó este proceder: “¡Dichosa tú que has creído!” (v. 45).  Recordemos que María todavía no estaba casada con José, y que una mujer en esa época por un motivo como éste (de quedar embarazada sin casarse), era lapidada.
Pienso y sigo recapacitando sobre el tema; llego a la conclusión que es tanto el amor de Dios por nosotros de anunciarnos  una nueva vida, que no lo hace ni una, ni dos veces sino cuantas sean necesarias para ver si por fin accedemos también a permitir que Jesús se pose en nuestros corazones, y aceptemos el mensaje de salvación por el cual Él vino al mundo.
No podemos tampoco sentarnos a pensar: “por ahora no lo merezco”; “soy demasiado pecador para aceptarlo”; “en otra ocasión lo haré”.  No; todos estos pensamientos no son válidos.  Ninguno lo merecemos; Dios muestra su amor sabiendo que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).   Dios puede transformar hasta la vida del asesino más vil que podamos encontrar, porque para Él no existe nada imposible (v. 37 en la lectura); no hay nada que le quede grande y nosotros somos hechura suya; solo que buscamos otros caminos y nos desviamos del propósito inicial que nos tenía preparado.  Por eso, es necesario  retomar su anuncio de salvación y aceptarlo en nuestras vidas como nuestro Señor y Salvador personal. Imitemos las palabras de María, digámosle también: "Aquí me tienes, acepto tu voluntad".

Amado Dios: Gracias por haber enviado a tu Hijo Jesús al mundo para encontrar a través de Él la salvación.  Gracias Señor Jesús por venir a morar en nuestros corazones y darnos contigo el gozo de una vida eterna.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: