¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así.Lucas 6:32.
Lectura diaria: Lucas
6:27-36. Versículo principal: Lucas
6:32.
REFLEXIÓN
El amor no espera nada a cambio;
debe ser incondicional. Sin embargo, da
tristeza ver que muchas personas se declaran cristianas pero en su corazón no
existe esta virtud. Se actúa en
ocasiones de manera hipócrita y se relaciona con gente influyente únicamente
buscando su propia conveniencia. Este no
es el amor que nos mandó Dios practicar.
En la lectura vemos que sigue preguntando al respecto: “¿Y qué mérito
tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado
a quienes pueden corresponderles? Aun
los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato” (vv. 33-34).
Considero que esta falta de amor va
ligada al perdón. Cuando la persona es
rencorosa no mira sino lo que tiene delante, quizá olvidando actuaciones
anteriores que le hicieron a su favor.
Infortunadamente siempre se tiende a ver más lo errores que las
cualidades. La falta de perdón no
permite que el verdadero amor fluya como el Señor nos lo mandó: “Ustedes por el
contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar
nada a cambio. Así tendrán una gran
recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos
y malvados” (v. 35). ¡Gracias a Dios, Él
nos mira con otros ojos!
En este tiempo, época de regocijo
y felicidad, tomemos como base el regalo maravilloso de Dios al enviarnos a su
Hijo Jesús para perdonarnos y entreguemos amor sincero. Seamos generosos ofreciéndolo sin mirar lo que
los demás hayan o no hecho por nosotros. “Amen a sus enemigos, hagan bien a
quienes los odian. Bendigan a quienes
los maldicen, oren por quienes los maltratan” (vv. 27-28). Quien no ama no ha conocido a Dios porque
Dios es amor (1 Juan 4:8).
Ya seamos maduros espiritualmente
y dejemos de comportarnos como niños: Eso de que si a mí no me saludan yo
tampoco tengo porqué hacerlo, no puede posesionarse de nuestro corazón. En esta Navidad brindemos al menos un saludo,
una sonrisa y si podemos hasta un pan a quien éste ávido de amor.
Amado Señor: Gracias por que eres
el ejemplo más palpable del amor que lo entrega todo sin esperar nada a cambio.
Permite que aprendamos a amar del mismo modo que Tú nos amas.
Un abrazo y bendiciones.
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