domingo, 23 de diciembre de 2012

La Navidad es época de amor y de reconciliación

¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman?  Aun los pecadores lo hacen así.  
 Lucas 6:32.

Lectura diaria: Lucas 6:27-36.  Versículo principal: Lucas 6:32.

REFLEXIÓN

El amor no espera nada a cambio; debe ser incondicional.  Sin embargo, da tristeza ver que muchas personas se declaran cristianas pero en su corazón no existe esta virtud.  Se actúa en ocasiones de manera hipócrita y se relaciona con gente influyente únicamente buscando su propia conveniencia.  Este no es el amor que nos mandó Dios practicar.  En la lectura vemos que sigue preguntando al respecto: “¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien?  Aun los pecadores actúan así.  ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles?  Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato” (vv. 33-34).
Considero que esta falta de amor va ligada al perdón.  Cuando la persona es rencorosa no mira sino lo que tiene delante, quizá olvidando actuaciones anteriores que le hicieron a su favor.  Infortunadamente siempre se tiende a ver más lo errores que las cualidades.  La falta de perdón no permite que el verdadero amor fluya como el Señor nos lo mandó: “Ustedes por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio.  Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados” (v. 35).  ¡Gracias a Dios, Él nos mira con otros ojos!
En este tiempo, época de regocijo y felicidad, tomemos como base el regalo maravilloso de Dios al enviarnos a su Hijo Jesús para perdonarnos y entreguemos amor sincero.  Seamos generosos ofreciéndolo sin mirar lo que los demás hayan o no hecho por nosotros. “Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian.  Bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan” (vv. 27-28).  Quien no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor (1 Juan 4:8).
Ya seamos maduros espiritualmente y dejemos de comportarnos como niños: Eso de que si a mí no me saludan yo tampoco tengo porqué hacerlo, no puede posesionarse de nuestro corazón.  En esta Navidad brindemos al menos un saludo, una sonrisa y si podemos hasta un pan a quien éste ávido de amor.    

Amado Señor: Gracias por que eres el ejemplo más palpable del amor que lo entrega todo sin esperar nada a cambio. Permite que aprendamos a amar del mismo modo que Tú nos amas.

Un abrazo y bendiciones.

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