jueves, 20 de diciembre de 2012

Se necesitan más "Josés"



Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto.  
 Mateo 1:19.


Lectura diaria: Mateo 1:18-25.  Versículo principal: Mateo 1:19.

REFLEXIÓN

Para José, el hombre que estaba comprometido con María para casarse con ella, no debió ser nada fácil, encontrarse de la noche a la mañana que María estaba embarazada.  Sin embargo, él estaba dispuesto a obrar de una manera correcta e íntegra sin hacerle daño a la mujer que amaba.
Si nos ponemos en los zapatos de José, tenemos que entender que debió sufrir bastante con este hecho.  Creo que cualquier hombre que se respete, se sentiría defraudado y deshonrado al saber que  ad portas de su matrimonio, su novia está embarazada de otro. En aquellos tiempos una situación de esta índole era causal de muerte para la mujer y de manera muy denigrante: lapidada o sea muerta a piedra (Deuteronomio 22:23-24).
Sigue relatando el pasaje que el ángel se le apareció en sueños a José y le dijo que no temiera recibir a María como esposa, porque lo que ella tenía en su vientre era obra del Espíritu Santo y lo instruyó sobre los pormenores del nacimiento de Jesús (vv. 20-21).  José entonces, se vio abocado a cumplir lo dispuesto por Dios y llevar con María la misión que les había correspondido.  Tampoco debió ser fácil enfrentarse a los demás con un cúmulo de preguntas que muy seguramente le hicieron; por ejemplo: en esa época también se solía llamar a los primogénitos con el nombre del padre.  Debieron ser muchos los que le cuestionaron el no ponerle al hijo su nombre.
Si en María vemos reflejada la humildad y obediencia inmediata para acatar los designios de Dios, José es la muestra del varón de Dios, respetuoso, responsable, noble, sencillo, conocedor de las Escrituras y con una madurez espiritual íntegra, dispuesto a afrontar lo que le viniera encima con tal de ser partícipe de tan extraordinario acontecimiento y poner su grano de arena para que el cumplimiento de la promesa se cumpliera.
Necesitamos en este mundo no solamente muchas “Marías”, sino abundantes “Josés”.  Hombres dispuestos a liderar hogares que se levanten en el temor y reverencia a Dios.  Hombres capaces de decir: “no”, cuando se quiere tergiversar las leyes ordenadas por Dios.  Hombres de carácter para enfrentar los diversos problemas que surgen en un hogar.
Como conclusión: Ojalá todas las mujeres fuésemos como María, dispuestas a recibir al Señor sin condición alguna.  Pero por encima de ellas, mucho más importante sería encontrar hombres de valor capaces de llevar las riendas de un hogar, ya que la responsabilidad de ellos ante Dios es muchísimo mayor: son las cabezas que deben saber dirigir en todas las áreas a quien es su mujer y a los hijos también.  

Amado Señor: Hoy oramos por todos los hombres que rodean nuestra vida: esposos, hijos, padres, hermanos, primos, cuñados y amigos en general para que ellos te conozcan de verdad, entiendan tu Palabra y acaten tus mandatos.  Te pedimos que los hagas verdaderos guías, resueltos a devolver a la sociedad el liderazgo que como cabeza les corresponde.

Un abrazo y bendiciones.

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