martes, 18 de diciembre de 2012

El Sol naciente brillará en la oscuridad



Así nos visitará desde el cielo el sol naciente, para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz.  
 Lucas 1:78b-79.


Lectura diaria: Lucas 1:67-79.  Versículo principales: Lucas 1:78b-79.

REFLEXIÓN

El sacerdote Zacarías, padre de Juan el Bautista profetizó sobre la misión que el Señor Jesús tendría al venir como hombre al mundo: “Para dar luz a los que viven en tinieblas…, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz”. Jesús declaró: “Yo soy la luz del mundo.  El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
El andar en completa oscuridad nos produce incertidumbre, confusión, miedo, pánico, estrés.  Lo podemos comprobar cuando se va en la noche la energía de un momento a otro y todas estas sensaciones empiezan a fluir desesperadamente, hasta lograr prender lo que encontremos más cerca  y poder vislumbrar aunque sea una tenue luz.  Si nos damos cuenta, en los tiempos actuales dependemos casi totalmente de la energía.  ¿Qué haríamos si no tuviéramos ese preciado servicio?  Muy seguramente podemos pensar que el mundo antiguo no lo poseía y pudo sobrevivir; pero es que en estos tiempos postmodernos sería un completo caos el que se registraría sin la luz eléctrica.
Este ejemplo nos sirve como base para resaltar la necesidad tan grande que tiene el hombre por conocer la Luz verdadera, la que guía y marca la senda por donde debemos transitar.  Así como ansiamos la luz eléctrica, también deberíamos desear la luz que nos ofrece Jesús, porque: “El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va” (Juan 12:35c).
Miremos lo que dice la Biblia al respecto: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.  Esta luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no han podido extinguirla”; “Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.  El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por él, pero el mundo no lo reconoció” (Juan 1: 4-5; 9-10).  ¡Qué triste!  Ahí está la Luz verdadera, la que alumbra a todo ser, pero que es rechazada por los humanos; se prefiere andar en densa oscuridad, antes que acogerse bajo la Luz verdadera, sin darse cuenta que su rechazo es la causa de su condenación (Juan 3:19).
Quizá hoy es el momento propicio para pasar de las tinieblas a la luz;  la que nos ofrece Jesús.  Permitamos que ese Sol naciente nos ilumine y podamos resplandecer juntamente con Él.

Amado Jesús: Hoy entendemos que eres la Luz del mundo y que sin ti, estamos completamente perdidos.  Toma nuestras vidas y permite que sigamos contigo alumbrando el camino por las sendas que nos conducirán hacia una completa paz.

Un abrazo y bendiciones.  

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