¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios.2 Samuel 7:22.
Lectura diaria: 2 Samuel
7:18-28. Versículo principal: 2 Samuel
7:22
REFLEXIÓN
El Señor tiene lo mejor; más de
lo que esperamos. Su amor es
incondicional e inmutable al igual que su Palabra, y en su Palabra, las
promesas son incuestionables y verdaderas.
Dijo que no estaríamos solos que
estaríamos en su mano; que nos guiaría y consolaría, que velaría por nosotros y
nos daría nuevas fuerzas. Solamente nos
pedía ser valientes y fuertes continuando la marcha sin desmayar, y lo dicho se
cumple.
En Daniel nos lo afirma
categóricamente: “No tengas miedo; tu petición ya fue escuchada” porque “Tan
pronto como empezaste a orar, Dios contestó tu oración” (Daniel 10:12 y
9:23). ¡Qué grande eres Señor! ¡No hay nadie como tú! ¡Tu fidelidad nunca se agota!
Acudimos a nuestro Gran Dios
desbordando nuestro corazón ante Él, poniendo nuestras cargas a sus píes e inmediatamente
el Señor comienza a actuar. El rey David
nos lo enseña en esta lectura; se acerca humildemente: “¿Qué más te puede decir
tu siervo David, que tú no sepas, Señor mi Dios?” (v. 20). Se acerca con fe, porque sin esta es
imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6), con la certeza plena de que Dios es
fiel: “Cumple tu Palabra” (v. 25). Si
nos asevera: “Te daré los tesoros de las tinieblas y las riquezas guardadas en
los lugares secretos” (Isaías 45:3), es porque así es. El Señor no cambia de parecer ni hay engaño
en su boca: siempre cumple lo que promete, porque no hay otro igual a Él. ¡Definitivamente no hay, no existe ni
existirá nadie como tú Señor!
Buen Dios y Señor: ¿Cómo expresarte
que te amamos? ¡No hay palabras para
definir tu inmensa misericordia y fidelidad!
Solamente recibe nuestra adoración llena de agradecimiento por tu grandiosa bondad. Igual que David te decimos que hemos aprendido
que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario