jueves, 12 de julio de 2012

La responsabilidad frente a los nuestros


El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.  
 1 Timoteo 5:8.

Lectura diaria: 1 Timoteo 5:1-21.  Versículo principal: 1 Timoteo 5:8.

REFLEXIÓN

Toda la Palabra de Dios está llena de sabiduría.  A Dios no se le olvidó ningún detalle sobre el comportamiento del hombre aquí en la tierra; por eso es llamada “el Manual de vida”.  Así como tenemos que ir al manual del televisor o de la nevera cuando los hemos adquirido, con mayor razón debemos acudir al nuestro, porque se trata de la propia vida.
Es muy claro aquí el Señor en afirmar que hay que ser responsables con la manutención de una casa.  Aunque en la actualidad, tanto hombres como mujeres trabajan no se debe olvidar que el mayor compromiso debe existir por parte del hombre, quien es cabeza de hogar y en últimas sobre él será quien recaiga todo el peso, si la cosas no marchan como debieran, “Porque el esposo es cabeza de la esposa” (Efesios 5:23).
Se dan casos en que se muestra demasiada piedad y aparente crecimiento espiritual “Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan” (Tito1:16), dejando por fuera las obligaciones sobre trabajo y convivencia que se deben practicar.  Hombres que se acostumbraron mejor a ver a su esposa laborando todo un día por fuera de casa y al llegar allí, siguen en las mismas porque la mujer jamás dejaré de ser ama de casa y ellos no se dan ni por enterados.  Hay que tener mucho cuidado con esto que para nada agrada al Señor. 
También reflexionar que no solamente se nos está hablando de los de nuestra propia familia sino que dice: “El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa”.  Claramente en ese suyos entran padre, madre y quizá un hermano o abuelo desprotegido o cualquier otro familiar que esté pasando necesidades físicas. Vemos que antes el apóstol nombra a las viudas que quedan desamparadas (v. 3), no las podemos dejar por fuera máxime si se tratare de nuestra propia madre.  Esto es también un mandato: “Honra a tu madre y a tu madre” (mandato dado desde la ley de Moisés y corroborado en Efesios 6:2-3), y el proveerles es  honrarlas.
Como conclusión podemos resaltar lo dicho por Pablo: “Encárgales estas cosas para que sean intachables” (v.7) y “Ustedes hermanos no se cansen de hacer el bien” (2 Tesalonicenses 3:14).

Amado Dios: Queremos ser integrales en todas las áreas de nuestra vida y por lo tanto no dejar a un lado lo impuesto por ti en tu bendita Palabra.  Enséñanos a ser con los nuestros del modo que tú nos lo mandaste para no agraviar tu Nombre.

Un abrazo y bendiciones.

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