viernes, 27 de julio de 2012

Palabras de restauración


Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas.  
 Joel 2:25.

Lectura diaria: Joel 2:18-27.  Versículo principal: Joel 2:25.

REFLEXIÓN

El Señor sigue demostrando su amor, su perdón y promete restauración financiera total.  Veamos los pasajes que tiene para nosotros, para que nos los apropiemos y sepamos de cuánto está dispuesto a hacer nuevamente: “Miren, les enviaré cereales, vino nuevo y aceite, hasta dejarlos plenamente satisfechos; y no volveré a entregarlos al oprobio entre las naciones” (v. 19); “No teman, animales del campo, porque los pastizales de la estepa reverdecerán; los árboles producirán sus fruto, y la higuera y la vid darán su riqueza” (v. 22).  “Alégrense, hijos de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, que a su tiempo les dará las lluvias de otoño.  Les enviará la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados.  Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite” (v. 24).
El Señor quiere que tengamos una vida sin atafagos aquí en la tierra, pero somos necios y no obramos de acuerdo a sus mandatos y leyes.  Nos decimos cristianos pero todavía pulula la mentira, el engaño, la falta de perdón, la inmoralidad sexual y muchas otras cosas en el corazón carnal.  ¿Si nos cuesta obedecer a un simple semáforo, que no diremos del sometimiento a las demás autoridades?   Siempre buscamos excusas para no hacer lo debido: “No pago impuestos porque eso se lo roban”; “si todo el mundo lo hace, por qué yo no”; “el mundo es de los avivatos”.  No, los cristianos tenemos que marcar la diferencia, buscar a Dios en todas las decisiones que tomamos queriendo agradarle siempre y lo demás vendrá por añadidura (Mateo 6:33-34). Según el versículo 18 de la lectura, tiene que existir primero una actitud de confesión desde que dice: “y perdonó a su pueblo”.   Hay que abrir las puertas de la bendición a través de la obediencia. 
Si se han pasado momentos de angustia, de tristeza y desolación a causa de las dificultades económicas, aquí tenemos las lindas promesas que Dios nos tiene preparadas; solamente es tomarlas en la mano y no dejarlas ir.  Dios, es un Dios misericordioso y perdonador; volteemos la mirada hacia su rostro y entendamos que Él no nos quiere ver llenos de problemas, quiere que gocemos de vida y de vida en abundancia, porque para eso fue que vino su Hijo (Juan 10:10b).  Todas las promesas anteriores descritas en Joel son para nosotros y son una realidad; si nos han sido esquivas y no han llegado, esperémoslas con actitud humilde y confianza de que si lo dice el Señor, así se hará. Si ya logramos cruzar el Jordán y entrar a la tierra prometida, están próximas a llegar: “Y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra” (Josué 21:45).   Ese Israel, eres tú, o fulanito o yo.

Amado Señor y Dios Padre: Sabemos que estamos en tu mano y que a ti nada te queda grande porque eres el dueño absoluto de todo cuanto existe.  Nos ponemos ante ti,  confiados en tu bendita Palabra porque somos tus hijos y somos herederos de lo tuyo.  Gracias buen Dios por tenernos en cuenta y por permitir que se cumplan todas las promesas de restauración que nos tienes preparadas.

Un abrazo y bendiciones. 

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