Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas.Joel 2:25.
Lectura diaria: Joel
2:18-27. Versículo principal: Joel 2:25.
REFLEXIÓN
El Señor sigue demostrando su
amor, su perdón y promete restauración financiera total. Veamos los pasajes que tiene para nosotros,
para que nos los apropiemos y sepamos de cuánto está dispuesto a hacer
nuevamente: “Miren, les enviaré cereales, vino nuevo y aceite, hasta dejarlos
plenamente satisfechos; y no volveré a entregarlos al oprobio entre las
naciones” (v. 19); “No teman, animales del campo, porque los pastizales de la
estepa reverdecerán; los árboles producirán sus fruto, y la higuera y la vid
darán su riqueza” (v. 22). “Alégrense,
hijos de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, que a su tiempo les dará las
lluvias de otoño. Les enviará la lluvia,
la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados. Las eras se llenarán de grano; los lagares
rebosarán de vino nuevo y de aceite” (v. 24).
El Señor quiere que tengamos una
vida sin atafagos aquí en la tierra, pero somos necios y no obramos de acuerdo
a sus mandatos y leyes. Nos decimos
cristianos pero todavía pulula la mentira, el engaño, la falta de perdón, la
inmoralidad sexual y muchas otras cosas en el corazón carnal. ¿Si nos cuesta obedecer a un simple semáforo,
que no diremos del sometimiento a las demás autoridades? Siempre
buscamos excusas para no hacer lo debido: “No pago impuestos porque eso se lo
roban”; “si todo el mundo lo hace, por qué yo no”; “el mundo es de los
avivatos”. No, los cristianos tenemos
que marcar la diferencia, buscar a Dios en todas las decisiones que tomamos
queriendo agradarle siempre y lo demás vendrá por añadidura (Mateo 6:33-34). Según
el versículo 18 de la lectura, tiene que existir primero una actitud de
confesión desde que dice: “y perdonó a su pueblo”. Hay
que abrir las puertas de la bendición a través de la obediencia.
Si se han pasado momentos de
angustia, de tristeza y desolación a causa de las dificultades económicas, aquí
tenemos las lindas promesas que Dios nos tiene preparadas; solamente es
tomarlas en la mano y no dejarlas ir. Dios,
es un Dios misericordioso y perdonador; volteemos la mirada hacia su rostro y
entendamos que Él no nos quiere ver llenos de problemas, quiere que gocemos de
vida y de vida en abundancia, porque para eso fue que vino su Hijo (Juan
10:10b). Todas las promesas anteriores
descritas en Joel son para nosotros y son una realidad; si nos han sido
esquivas y no han llegado, esperémoslas con actitud humilde y confianza de que
si lo dice el Señor, así se hará. Si ya logramos cruzar el Jordán y entrar a la
tierra prometida, están próximas a llegar: “Y ni una sola de las buenas
promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se
cumplió al pie de la letra” (Josué 21:45).
Ese Israel, eres tú, o fulanito o yo.
Amado Señor y Dios Padre: Sabemos
que estamos en tu mano y que a ti nada te queda grande porque eres el dueño
absoluto de todo cuanto existe. Nos
ponemos ante ti, confiados en tu bendita
Palabra porque somos tus hijos y somos herederos de lo tuyo. Gracias buen Dios por tenernos en cuenta y
por permitir que se cumplan todas las promesas de restauración que nos tienes
preparadas.
Un abrazo y bendiciones.
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