lunes, 9 de julio de 2012

El Señor engrandece lo despreciado


Yo sé que el Señor y Dios, es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra.  
 Josué 2:11b.

Lectura diaria: Josué 2:1-24.  Versículo principal: Josué 2:11b

REFLEXIÓN

Josué envió secretamente unos hombres de Israel como espías, para que fueran a explorar la tierra de Jericó.  Ellos se hospedaron en la casa de Rajab quien era una mujer prostituta.  Esta mujer a pesar de su condición estuvo dispuesta a colaborarles y les ayudó de tal manera que los escondió con la condición de que cuando se tomaran a Jericó, la salvaran a ella junto con su familia (vv. 12-13), lo cual se cumplió al pie de la letra.
¿Por qué se hospedaron allí?  ¿Qué planes tenía Dios con Rajab?  ¿Por qué permitió que una prostituta fuera quien les ayudara?  Esas preguntas y muchas otras pueden surgir en nuestra mente pero lo que no alcanzamos a vislumbrar es que los caminos del Señor nunca son los nuestros. Rajab tuvo su corazón abierto a Dios y lo reconoció como tal.  Y el Señor, Diseñador por excelencia, ya tenía diseñado un plan en la vida de esta mujer.  Una mujer por la que nadie daba un céntimo en su pueblo, señalada por todos con el dedo, estigmatizada por los suyos y quizá por donde las señoras de Jericó rehusaban pasar frente creyendo que se contagiaban de su pecado, fue la escogida por Dios no solamente para tenderles la mano a los israelitas sino que según nos lo afirma la Biblia en Mateo 1:5, para ser  parte de la descendencia de Jesús. Fue la madre de Booz y Booz el padre de Obed, quien se casó más tarde con Rut.  Rajab, la prostituta, vino a ser la bisabuela del rey David y se encuentra mencionada dentro de la genealogía de nuestro Salvador: el Señor Jesús.
Dios no tuvo en cuenta su pasado porque: “También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse” (1 Corintios 1: 28-29).  Si creemos que nosotros por no ser asesinos o prostitutas somos más que ellos, estamos completamente errados. 
Reflexionemos y pensemos que Dios puede hacer maravillas en la vida de la persona que esté dispuesta a entregarle su corazón y la puede usar en su ministerio de la manera más audaz.   Si bien es cierto que para Él no existe diferencia en el pecado porque el caso es que es pecado,  la sociedad si discrimina bien sea a la mujer por prostituta o al hombre por narcotraficante o guerrillero; nunca le perdona. Pero el Señor hace que toda persona que voltee los ojos hacia Él tenga una vida nueva y le perdona de verdad, sin recordarle su pasado; esto no lo tiene en cuenta.  Lo hace nueva creación y su pasado es eso, cosa del pasado, todo es completamente nuevo (2 Corintios 5:17). 
Si eres lo vil, lo despreciado, lo bajo del mundo, lo señalado por una sociedad que entre otras es más hipócrita que verdadera, no te desanimes.  Jesucristo vino a levantarte y darte una vida nueva.  Déjate llevar por su mano misericordiosa y Él te demostrará que su amor es sincero e inagotable.  Te invito a orar conmigo así:

Amado Jesús: Gracias porque para ti no hay discriminación de personas y ante ti todos somos exactamente iguales de pecadores, solo que tenemos la oportunidad de reconocerte a ti como Señor y Salvador personal.  Por eso hoy te entrego  mi vida y hazme de acuerdo a como tú quieres que yo sea.  Gracias por perdonar mis pecados y tenerme en cuenta como una ovejita más de tu redil.  Gracias porque ahora sé que soy importante para ti; tu amor, me llena completamente y contigo soy más que vencedor.

Un abrazo y bendiciones.

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